Pese a que fue una solución legal y pactada sin excluir a una de las partes del conflicto agrario de la sierra, en Nayarit el 8 de mayo es un día para olvidar. Al menos en asuntos internos, porque el día quedará imantado con la elección de León XIV.
Se dio cumplimiento al mandato judicial, se firmaron convenios de finiquito y fue posible una entrega conciliada y pacífica gracias a la compensación económica a los ganaderos.
La narrativa del Estado mexicano ante los pueblos originarios se ha seguido con puntos y comas en todas sus etapas posrrevolucionarias, desde la hegemonía del PRI y el paso de los neoliberales hasta la cuatroté. Al grado de una promoción extrema de sus usos y costumbres que llega al grado de la glorificación, según algunas posturas críticas. Porque toca límites implícitamente supremacistas y en algunos casos ignora, tolera o normaliza prácticas de violencias a menores y mujeres o vulnera derechos ciudadanos y electorales de otros mexicanos que no se reconocen como indígenas.
Pudo haber otras rutas, porque la parte mestiza del conflicto fue ignorada. Es cierto que no se abusó en la narrativa de los buenos y los malos, como suele hacerse en estos casos. Pero debió decirse que esos ganaderos de La Yesca no invadieron ni arrebataron de mala fe y en las fronteras delincuenciales esas accidentadas tierras. Eran extensiones abandonadas que ocuparon e hicieron producir. Entregaron su esfuerzo diario por generaciones. Ahí están sus hijos, ahí están sus muertos. Su ganado también.
La restitución formal de una buena parte por decreto presidencial de ayer es sólo un paso para que los comuneros de Jalisco recuperen en el corto plazo las diez mil hectáreas reclamadas con el argumento mayor de la exhibición de títulos virreinales en que se reconoce su derecho sobre esa superficie.
Ya hemos insistido que debe darse el justo valor a esta salida conciliada promovida desde el gobierno federal.
Pudo haber otras rutas, porque la parte mestiza del conflicto fue ignorada. Es cierto que no se abusó en la narrativa de los buenos y los malos, como suele hacerse en estos casos. Pero debió decirse que esos ganaderos de La Yesca no invadieron ni arrebataron de mala fe y en las fronteras delincuenciales esas accidentadas tierras. Eran extensiones abandonadas que ocuparon e hicieron producir. Entregaron su esfuerzo diario por generaciones. Ahí están sus hijos, ahí están sus muertos. Su ganado también.
Ellos no tienen títulos de la lejana España. Sus abogados fueron menos afortunados que los de los comuneros. Grupos de poder político y económico así como instituciones de Jalisco, con interés legítimo o no, estuvieron más cerca de los indígenas. Y no ganaron solos; fueron social y mediáticamente acompañados.
Olvidar esta fecha no se plantea como una derrota asumida, que no lo es si se analiza de manera integral, sobre todo en temas donde en una parte se gana todo y en la otra todo se pierde. Pero quizá podamos como sociedad y gobierno acompañar a unos y a otros. No es suficiente la compensación económica. En el caso que ésa se hubiera aplicado buscando reconocer la vocación productiva de las tierras en litigio y la cultura y especialización laboral de sus habitantes, tal vez el desenlace hubiera sido otro.
Ellos no tienen títulos de la lejana España. Sus abogados fueron menos afortunados que los de los comuneros. Grupos de poder político y económico así como instituciones de Jalisco, con interés legítimo o no, estuvieron más cerca de los indígenas. Y no ganaron solos; fueron social y mediáticamente acompañados.
El éxito o fracaso del modelo de solución de este conflicto agrario no se verá en el corto plazo. Tal vez se necesiten generaciones para evaluarlo. Verán nuestros descendientes si en la zona de La Yesca sigue la prosperidad de la actividad ganadera o será abandonada porque sus legítimos poseedores se dedicarán de otros afanes.
Entonces será el momento de saber si fue lo más sano borrar de nuestra memoria colectiva el 8 de mayo de 2025.
Ojalá no valga recordarlo sólo como el día que se anunció el primer papa estadounidense-peruano.