Falta una eternidad para que inicie la sucesión gubernamental. Eso no impide que algunos protagonistas de la escena pública avancen en el posicionamiento de sus aspiraciones. En esas condiciones, los chismosos empiezan a moverse para crear realidades alternas que realmente no sirven para nada. Una de esas realidades alternas plantea el supuesto de que el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero tenga un candidato. Falso: el titular del Ejecutivo no tiene candidatos ni anti candidatos. Procede la aclaración para quienes no conocen la naturaleza institucional del mandatario. Ni se hagan bolas. El doctor Navarro ni es improvisado, ni es ingenuo, ni aspira a crear su propio Maximato.
Los chismosos andan sueltos, inventan, enloquecidos sueltan la lengua, vociferan, destrampados, amargosos y frustrados. Atribuyen miles de cosas y milagros a un gobernador que aplica el sabio aforismo que propone seguir el recto camino y dejar que la gente hable.
Son múltiples las variables que se involucran en la toma de decisiones en la esfera política y electoral. Esto lo sabe el mandatario y quienes lo conocen al menos un poco saben que la experiencia se traduce en templanza, en responsabilidad y disciplina. El respeto también es parte de la experiencia, pues el gobernante sabe que las variables actúan en tiempo y forma y de manera implacable.
La historia del estado es la de numerosos gobernadores que han intentado, en vano, imponer a su sucesor. Esa historia es la de las frustraciones y de los planes reventados por la presencia de una o más variables que han arrasado con ambiciones y planes personales.
La historia local nos muestra que los gobernadores que han actuado con más sentido de la institucionalidad, son los que más han aportado a la gobernabilidad. Solamente tenemos un caso en el que un mandatario logró imponer a sus sucesores. Me refiero al nefando Gilberto Flores Muñoz y su local “pelelismo” bucólico. El tipo logró imponer primero a José Limón Guzmán y luego a Francisco García Montero. La intervención providencial de Adolfo López Mateos en 1963, que se atravesó en el camino a las intenciones de Flores Muñoz impidió que el cacicazgo continuase. En alguna conversación con don Ramón Audelo Landazury, este expresó que Flores Muñoz murió como había vivido. (Recordemos que el cacique murió a machetazos a manos de su nieto).
Otros gobernantes han presentado hasta abanicos de opciones para qué, entre esa baraja, uno de ellos logre el propósito sucesorio. Esas historias pueden contarse una y otra vez. Quizá solamente se haya escapado de esas intenciones, el ex gobernador Julián Gascón Mercado, que fue impuesto por López Mateos para acabar con el cacicazgo feudalista de Flores Muñoz.
El doctor Navarro es respetuoso de las instituciones, de las reglas políticas y de las leyes. El doctor Navarro siempre ha mostrado su buena voluntad, su talante contemporizador porque esa es su forma de pensar, de sentir y de actuar. Nunca se ha aferrado a cargos y hoy más que nunca está más allá del bien y del mal. No hay ingenuidad; lo que hay en Nayarit es mando firme y rumbo claro.
El Gobernador tiene mucho que hacer en su mandato. El titular del Poder Ejecutivo en Nayarit lo ha dicho: hacer un gobierno suicida y con prisa. Un gobierno suicida porque no ha titubeado en la aplicación de la ley. Tiene prisa, lo ha dicho así, porque la gente ya no quiere seguir esperando después de casi cien años de malos gobernantes. Algunos periodos de la historia del estado nos han mostrado gobiernos que han sido excepciones a la regla del atraso y el subdesarrollo.
Así es, en efecto, Nayarit ha tenido muy malos gobernadores. Malos como decir armas de destrucción masiva. Debe decirse, en justicia, que el estado también ha tenido gobernadores con buenas intenciones, aunque entornos que jalan hacia el atraso. Por eso, no basta con planes y programas que sirvan al propósito desarrollista de los gobernantes. También se ha requerido afrontar los casos de corrupción y las etapas de saqueo que han sido acompañadas de demagogia y de simulación. No ha sido sencillo actuar de esa manera y por eso el Gobernador de Nayarit, Navarro Quintero, ha debido hacer ese gobierno suicida al que se refiere.
En ese contexto y en esa lógica política, se debe incorporar otra variable. Se trata de la serie de advertencias, sugerencias y propuestas planteadas por Claudia Sheinbaum la ciudadana, no la Presidenta. La cartilla que Sheinbaum leyó a sus correligionarios es una propuesta y una brújula para que los narco-políticos no prosperen, para que no prospere ni el nepotismo, ni la frivolidad y para evitar que el dinero imponga gobernantes.
Para Navarro, el ciudadano nayarita, no solamente en su estatus de Gobernador, la ética es fundamental en la política y en el ejercicio de poder público. Ética, valores y formación ideológica son elementos centrales que deben estar presentes en el proceso sucesorio en el estado.
El respeto a los tiempos políticos y electorales es parte natural en la actuación del ciudadano Navarro Quintero. Como Gobernador es institucionalidad y apego a las aspiraciones populares parte de la ruta en el ejercicio de gobierno.
Todo lo anterior no impide que los protagonistas de la escena pública desplieguen acciones que les pueden servir para arribar al cargo que ahora ocupa Navarro Quintero. La sucesión gubernamental ya está en marcha. Recordemos el dicho de don Emilio: la sucesión da inicio el 19 de septiembre, el día que el nuevo gobernador rinde protesta para ejercer su cargo. El primer día en el gobierno también es el primero día de la sucesión gubernamental.
No obstante, el respeto se impone. Respeto para quien ahora gobierna y para quienes desean sucederlo en el cargo. Los aspirantes no deben enloquecer ni crear condiciones para la discordia. Los aspirantes deben sujetarse a reglas que contribuyan a un final feliz. Feliz para el estado y no para camarillas de ñoños, no para bien de bisoños, no para beneficio de frívolos y no para enriquecer a runfla de mentecatos.