Un día estás aquí y otro ya no. Desapareces como la espuma. Así le pasó a Javier Hernández Bernal, cuya infausta noticia nos tomó por sorpresa a muchos de los que fuimos sus compañeros.
MUY ATENTO
Recuerdo a Javier porque siempre fue muy atento y cordial con nosotros, ya que era hijo del maestro Javier Hernández Mercado, que impartía educación física. Yo tuve la fortuna de ser su alumno en secundaría. Por desgracia ya se nos adelantó en el camino hace dos años aproximadamente.
ASÍ LO CONOCÍ
Conocí a Javier, el alumno, en la escuela “20 de Noviembre”, a donde íbamos la mayoría de los niños en Vallarta. Eran los tiempos que dirigía la escuela el maestro Javier Navarrete.
POR UNA NIEVE
Un día, salí al patio para el recreo, no traía ni un peso y recuerdo que al no tener ni billete ni dinero en efectivo, me senté en una de las escalinatas del plantel. Se me acercó Javier y me dijo: –¿Qué haces?,
-“Pues aquí, matando el tiempo”- le dije ironizando.
Casi al mismo tiempo me ofreció comprar un helado, “si quieres luego me lo pagas”, -me dijo.
Alfonso Bernal Romero (su primo), Raymundo Celis, David Zaragoza, Pedro Escobedo, fueron entre otros los compañeros que siempre estuvieron a su lado.
ARQUITECTO
Después la vida nos llevó por sendas y cada retomó uno tomó sus profesiones, y Javier la de arquitecto, que le estaba yendo muy bien, aunque siempre nos uníamos para festejar cualquier cosa, el motivo era lo de menos.
La maestra Camerina Ramírez Sendis, fue maestra de todos. Siempre ella fue un punto de unión para cada uno de nosotros; y, hoy que comenzamos a decantarnos.
ALEGRES
Hace dos años nos reunimos en la casa de Pedro Escobedo y nos divertimos muchísimo, de tal suerte que nunca creímos que esta sería la última vez que nos juntábamos toda la palomilla.