Por Gaby Vázquez
Si bien el instrumento musical tuvo su origen en Alemania, el pueblo italiano de Castelfiaron fue donde se inventó un sistema que emitía sonidos al abrir y cerrar del fuelle que luego se expandió su popularidad por Europa y el continente americano donde fue adoptado por varios géneros musicales desde el vallenato colombiano o la música norteña en México que no la podemos imaginar sin la presencia del acordeón.
A los norteamericanos les llegó por los inmigrantes de Alemania, Polonia y la Republica Checa y a nuestro país, entró por el puerto de Tampico a través de mercaderes alemanes a mediados del siglo XIX. De ahí que el instrumento de acordes sea el favorito de cantantes tan diversos como Barry Manilow, originario de Brooklyn o nuestro Ramón Ayala, de Monterrey. Could be it magic ni Tragos amargos sonarían igual sin el acompañamiento de un acordeón.
Este curioso instrumento de botones y pliegues, por ser considerado sencillo, triunfó entre las clases más humildes y entre los músicos autodidactas, lo que le llevó a ser considerado: el instrumento del pueblo y para el pueblo. O sea, es un instrumento democrático, popular y hasta indispensable para recordar cómo se integró a la música mexicana, convirtiéndose un instrumento esencial.
¡Qué alivio! De haberlo sabido en mis tiempos estudiantiles, la buena percepción de este instrumento, no hubiera perdido tanto tiempo en elaborar algo tan diminuto con tan valiosa información rumbo a un examen. Ni habría insistido en ocultarlo de la mirada docente ni admitido con un mea culpa al ser descubierta. Abrir sus pliegues y ver cómo generaba el flujo de fórmulas matemáticas, fechas históricas o conceptos filosóficos hasta mis ojos, era como leer un pentagrama que me permitía leer, escribir y representar música organizada. Me sentía la versión femenina de Ramón Ayala, el Rey del Acordeón.
Popular en el vallenato, el folk, tango, polkas, cumbia y hasta en el pop, el acordeón es el instrumento por excelencia que catapultó al éxito a Celso Piña, Julieta Venegas y Remmy Valenzuela. Y también a mi en materias como Química, Fisca y Matemáticas. Para las materias de sociales, era innecesario.
La interrogante electoral: ¿el acordeón numeral cromático es un recurso para recordar, para incidir o una forma de honrar el próximo 1 de junio, un instrumento que está a punto de cumplir dos siglos de existencia?