El Hotel Nekié no es la Santa Sede, pero en ocasiones se asemeja, sobre todo cuando se premia a lo mejor del periodismo en Nayarit. Cada año, para estas fechas, el Estado junto a un comité de destacados comunicadores reconocen a quienes durante el año sobresalieron en el trabajo de informar a través de noticias, crónicas, artículos de fondo o comentarios, reportajes, fotografías, videos, entre otras categorías.
Este cónclave periodístico suele reunir a gran parte del gremio de la comunicación desde quienes trabajan en editoriales privados, hasta quienes laboran en los medios oficiales y también aquellos que a través de las redes sociales han encontrado un espacio para ejercer su libertad de expresión.
La entrada del gobernador a la escena se llena de un silencio que se traduce en el extra omnes, se cierran parcialmente las puertas y se da inicio al desayuno que acompaña la celebración que conmemora el Día Nacional de la Libertad de Prensa.
La mesa se llena de diálogos y reflexiones sobre los temas del momento, después se hace un espacio a los alimentos, una entrada de frutas y un plato fuerte de chilaquiles con carne. Un jugo de naranja, café, o ambos, según preferencia. Los premiados en las mesas del frente junto a las autoridades, detrás decenas de trabajadores de la comunicación preparados para cualquier eventualidad.
Todo fluye solemne como el protocolo lo demanda. Los discursos, los abrazos, los saludos y la premiación. Hasta que el presidio abre el turno al bate del ganador de la categoría de noticia, Antonio de los Santos, quien asesta un sorpresivo batazo que rompe con el silencio ceremonial del evento.
En Nayarit hay un grave problema en los medios de comunicación: la explotación laboral.
El señalamiento no es nuevo, y eso lo vuelve más preocupante. Durante años la narrativa para ejercer el periodismo se ha enfocado en resaltar la labor como algo de vocación, y no como una carrera que brinde una real estabilidad económica.
Una encuesta de Global Media Journal México (2023) señala que 44 de cada 100 periodistas en el país tienen un segundo trabajo para solventar los gastos de la vida. Mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía señala que una tercera parte del gremio trabaja en la informalidad, lo que se traduce en falta de seguro social, entre otras prestaciones. En nuestra entidad, la informalidad del gremio se eleva a 4 de cada 10 periodistas.
El problema de la precariedad laboral del periodismo es un problema nacional. La periodista y doctora en Gobierno, Viri Ríos, advierte en su libro No es Normal que a diferencia de otros países la división del valor generado por las empresas en México suele ser de 65 por ciento para la parte patronal y 35 para la obrera.
Estos números que están por debajo de la distribución promedio mundial que habla de un 51-49, se vuelven más pequeños cuando de medios de comunicación se habla. Según lo publicado en la misma obra, comúnmente los patrones de los medios de comunicación se llevan a sus bolsas el 84 por ciento de las ganancias de sus empresas.
Datos de la encuesta de Global Media Journal señala que una cuarta parte de los periodistas en el país ganan menos de 9 mil pesos mensuales, mientras que la mayoría percibe ingresos menores a los 15 mil pesos. No obstante, 6 de cada 10 periodistas señalaron que tienen que trabajar más de 50 horas a la semana para cubrir su jornada.
El panorama es más oscuro en algunas entidades en las que ejercer el periodismo no sólo es un problema económico, sino también de seguridad. Desde 2001 a la fecha, en el país se han asesinado a 172 periodistas por cuestiones relacionadas a su labor.
“Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena, y dejen de matar periodistas de una puta vez”, escuché cantar a Joaquín Sabina en Guadalajara, en un momento inolvidable. La valentía de dedicarse a los medios de comunicación conlleva a enfrentar una serie de retos que en el peor de los casos puede llevar a la muerte. Pero que en el mejor de los casos tampoco pareciera garantizar una vida digna para el profesional promedio.
La inestabilidad económica y laboral, en ocasiones también viene cargada de problemas de salud. Las largas jornadas, el estrés y el burnout son temas que terminan por afectar física, pero sobre todo mentalmente, a quienes ejercen el arte de informar.
Encontrar soluciones puede ser difícil, más cuando se toma en cuenta la evolución del negocio de la comunicación que cada vez genera más periodistas independientes y ve caer a la industria establecida por la falta de estrategias comerciales efectivas en la era digital.
La cooperación y solidaridad del gremio será clave en esta lucha, que aunque no es nueva, cada año parece no avanzar.
EN DEFINITIVO… Este 7 de junio será un día de reflexión. Se conmemora el Día Nacional de la Libertad de Prensa en un país en el que tan sólo el 17 por ciento de sus periodistas percibe una autonomía en los medios, y la mitad afirma autocensurarse para protegerse (Global Media Journal, 2023). Que la conmemoración no pasé desapercibida y se reconozca a todos aquellos reporteros, editores, fotógrafos, camarógrafos, locutores, diseñadores, operadores de rotativa y de cabina, incluso vendedores de periódicos, todos merecen dignidad.