Por Francisco Flores Soria
Con la partida de Lupita Lomelí, queda un gran vacío entre las y los intérpretes del género de música regional mexicano en Nayarit.
María Guadalupe Lomelí Castro nació el 18 de septiembre de 1955 en la localidad jalisciense de Santa Catarina, hoy General Andrés Figueroa. Sus padres Samuel Lomelí y Otilia Castro Flores la trajeron a ella y hermanos a radicar en Tepic a principios de los años sesenta.
Lupita padeció poliomielitis, lo cual le dejó secuelas en una de sus piernas. Muy pequeña mostró aptitudes para el canto y cuando tenía quince años recibió la oportunidad de interpretar canciones rancheras en ocasión de la presencia en la capital nayarita de una de las caravanas artísticas organizadas por los hermanos Almada, figuras del cine nacional, con la participación de artistas de renombre como Lucha Villa y Chayito Valdez. El espectáculo tuvo lugar en el desaparecido cine Azcona.
Los hermanos Almada la apoyaron para que grabara su primer disco sencillo en 45 rpm, intitulado «Candil de la calle y obscuridad de tu casa». De este modo inició una trayectoria de cincuenta y cinco años que la llevó a presentarse en distintos escenarios dentro y fuera del país. Se le recuerda por su voz bravía y su indudable conexión con el público, que siempre simpatizó con ella.
Recientemente, Lupita Lomelí cursó estudios de Trabajo Social y se empeñó en difundir la importancia de dicha profesión.
Que descanse en paz y fuerte abrazo solidario a sus hermanos María Luisa, Paty, Livier, Dulce, Miguel Ángel, Sergio y Jorge; a su esposo Manuel Jesús Navarro Especiano; sus hijos Carlos Manuel y Alejandra Monserrat, así como a toda su familia.