La historia de Nayarit no se desliga de los huracanes que año con año se registran en su territorio. El asedio es eterno y eso exige acciones de sociedad y de gobierno. El liderazgo de un gobernador es pieza fundamental para que una administración pública en el estado (o municipal) reduzca al mínimo posible los daños que originan meteoros como los huracanes que tanto daño han hecho al estado. Ese liderazgo se ha mostrado en el trabajo que encabeza el mandatario Miguel Ángel Navarro Quintero. Desde el inicio de su gestión esas acciones han reducido al mínimo posible los daños que suelen ocasionarse en el temporal de lluvias.
¿En qué consiste ese liderazgo que se pone al servicio de la población? En sentido riguroso, es el de la coordinación de las instituciones federales, estatales y municipales, para prevenir, contener o resolver problemas que ocasionan los huracanes en el estado. Gobernar es coordinar y eso es una verdad hoy más que nunca. Coordinar exige construir acuerdos para evitar duplicidad de esfuerzos, para definir prioridades de manera conjunta, para asignar tareas y para que cada acto de gobierno se manifieste como bienestar, como respuesta efectiva a la población.
La presencia de huracanes ha representado elevados costos para la economía. Las afectaciones a la agricultura, a la ganadería, a los recursos forestales, a la pesca, son bien conocidos en Nayarit. Daños enormes han afectado el patrimonio de miles de campesinos, de pescadores, a toda la población. De una u otra forma, las personas, las familias, deben pagar costos por la presencia de huracanes. Es obvio que los huracanes son inevitables, no se pueden realizar gestiones para que no se registren en el estrado. Son parte de las potencias de la naturaleza.
¿Qué es lo que procede hacer ante la inevitabilidad de los huracanes? Lo que procede es prepararse para reducir a su mínima expresión los daños que provocan los huracanes. Uno de los ejemplos que se pueden citar y que es conocido de todos, es lo que ocurre en los asentamientos humanos. Poblaciones como Santiago, como Compostela, y no se olvide mencionar a Bahía de Banderas y Tepic-Xalisco. ¿Qué es lo que ocurre en esos lugares? Se trata de inundaciones, de deslaves, de encharcamientos que afectan propiedades, que complican la circulación vehicular. Las redes de drenaje sanitario suelen colapsarse y desbordarse; los canales para desahogar las aguas de origen pluvial, suelen saturarse. Lo anterior ocurre sin la presencia de huracanes, con unas cuantas precipitaciones. Todo eso empeora con crecidas extraordinarias que pueden originarse por el paso de huracanes.
La coordinación de tareas de gobierno exige oficio político, exige talante contemporizador, ánimo incluyente y vocación de servicio a toda prueba. En ese sentido resaltan las palabras del mandatario estatal, Miguel Ángel Navarro, al manifestar que “Los huracanes no tienen palabra de honor. Deberemos de estar prevenidos para actuar. Lo que hemos tenido como principal fortaleza es la cohesión, la unidad y la hermandad que podamos tener entre todos nosotros, y hacer a un lado cualquier situación que pudiera parecer egoísmo, que no debe de existir”. Esa cohesión, esa unidad, esa hermandad, no son producto de la casualidad ni hecho providencial. Se debe trabajar cada una de esas condiciones.
Cuando se habla de cohesión, se alude a la necesidad de asignar tareas y responsabilidades acordadas de manera conjunta, no por imposiciones de naturaleza antidemocrática. Cuando se habla de unidad, a lo que se hace referencia es a esa fortaleza que se construye privilegiando los acuerdos y haciendo a un lado los desacuerdos que se respetan y que son parte de la propia naturaleza contradictoria del ser humano. Cuando se habla de hermandad, se hace referencia al reconocimiento de que todos somos parte de una misma comunidad que, si ve alterados sus equilibrios, el hecho afecta a todos.
Los ciclones son parte de la naturaleza en la que todos nos desenvolvemos. La naturaleza da y quita. Da recursos y de pronto echa abajo el producto del esfuerzo de las personas. Lo que procede en ese caso, es la organización, es la coordinación, es la unidad.
El papel del gobierno es fundamentalísimo frente a escenarios de fuertes afectaciones por el impacto de fenómenos naturales. Sobre el gobierno recaen responsabilidades cruciales. El gobierno debe encabezar el accionar de las instituciones y los organismos públicos y privados. Para eso se requiere de confianza y credibilidad.
En Nayarit se han registrado actos de rapiña desde algunos gobiernos que no supieron estar a la altura de las aspiraciones históricas de la población. Por eso algunos sectores empezaron a desconfiar de la presencia de gobierno. Esa confianza ha sido recuperada por el mandatario Navarro Quintero, que ha sido respetuoso de la solidaridad de la población que se muestra y se moviliza en favor de damnificados. Todo esfuerzo, todo acto de apoyo de la población dirigidos a las zonas que afectan los huracanes u otros meteoros, llega a sus destinatarios. Esa confianza en el gobierno es la confianza que se ha ganado el gobernador. El actuar orientado por valores humanos fundamentales se le reconoce al doctor Navarro Quintero.
A su vez, el gobernador reconoce en todo momento la presencia solidaria, efectiva, contundente e impecablemente realizada por instituciones como la Marina, el Ejército, la Guardia Nacional, la Comisión Federal de Electricidad, etc. Esas instituciones se han ganado el respeto, el reconocimiento y la gratitud de toda la población. Sin esas instituciones y sin liderazgo, la población quedaría a merced de fenómenos tan destructivos como los ciclones. Para fortuna del estado, la cohesión, la unidad y la hermandad, tienen liderazgo.