En mi experiencia de preparación de debates y discursos de figuras públicas he visto que un error recurrente es que olvidan (olvidamos) respirar, esa acción tan natural, que nadie nos enseña al nacer pero que de tan básica, dejarlo u olvidarlo nos puede sacar de la jugada.
Respirar nos da la posibilidad de callar, escuchar, reflexionar, no en balde los que se dedican al ejercicio y la disciplina del yoga por ejemplo usan la respiración como una base de su hacer. Con la juventud es normal que se quiera tener la atención, conforme pasan los años uno guarda más silencios, aprende que en ocasiones es mejor escuchar, porque la otra parte desea hablar y que lo escuchen, para escuchar es muy bueno respirar, para hablar también, pero a veces lo olvidamos.
Por eso invitamos a comer o beber algo para platicar, cuando alguno toma un bocado o bebe un trago de su bebida, esa pausa es un respiro en la charla, a veces un incómodo silencio, pero la vida enseña a también valorarlos.
Sumado a otro factor, ese arrebato tan cotidiano de querer siempre tener la razón. Algunos como quien esto escribe, desde que contrajo matrimonio ha preferido tener paz por encima de tener la razón. Y es que a veces tener la razón no nos hace felices ni al que la tiene ni a la parte que no la tiene. En cambio, tener paz a todos nos gusta, o eso se supone.
Porque no es mentira que algunos viven del show, del conflicto, es su estado natural. He, y espero que varios, hayamos tenido jefes y jefas que les encanta contrapuntear, dividir para probar a los elementos de sus equipos, sacar lo mejor y a veces lo peor de uno, sin embargo esto tiene un límite.
Todo debería tener un límite, los excesos mismos tanto como la pasividad, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Y en la respiración de paso se construyen puentes, se tienden diálogos que en ocasiones el único propósito es mantener abierto un canal de comunicación, en el cual no siempre hay comunicación pero siempre se deben mantener. Ejemplo contundente, pedir dinero luego de años de ni siquiera haber saludado a la persona. Si se mantienen los canales abiertos, los puentes activos, hay más posibilidades de que se dé el préstamo, siguiendo el ejemplo, aunque se puede poner casi cualquier situación como botón de muestra.
Ahora bien, si entre quienes opinan hoy en día nos diéramos todas y todos un respiro, sin duda los puentes se ampliarían. Entre tanto grito de la inmediatez, de la entropía, de querer tener la razón, del insulto, de la especulación, siempre es bueno recordar cuál es punto central de la lucha, cuál es el objetivo que se busca, cuál, en suma debe ser lo último a negociar, pero sabiendo que en esta realidad que nos tocó vivir se debe dar y recibir, ceder y ofrecer, ayudar y ser ayudado. Aquí juegan un papel crucial la humildad, y sale sobrando mucho el egocentrismo, los grandes mediadores son los que pueden moverse sin cargar tanto ego, sin decir “me ofrezco a mediar”.
Luego viene otra parte esencial de la vida moderna, y más en la clase política y de administraciones de gobierno: cumplir lo pactado, así sea algo muy pequeño, no se puede olvidar lo pequeño, no se puede olvidar respirar. Cumplir las cosas más mínimas nos ayuda a generar la confianza para entender que se cumplirán las más grandes, las de mayor calado, las que nos tienen en conflicto. Y aquí la comunicación juega un papel trascendental.
En términos de comunicación, la resolución de conflictos pasa primeramente por entender la situación, valorar el contexto y saber los límites de cada lado. De nuevo, los gritos reales y digitales no abonan, pero sabemos que forman parte. Todos quienes están involucrados deben sentir que no se sale con ánimo de derrota, sino que sale con la satisfacción de haber abonado, de que sus puntos se vieron y trataron, de que aportó a la decisión final. De que por un momento respiró y dejó respirar.
Nadie sale ganando totalmente en un conflicto, nadie debe salir perdiendo del todo en una situación de crisis. Aunque de inmediato no se entiende así, pero incluso las botellas de vino al abrirse se les deja respirar para que hagan su labor, y se disfrute mejor.
¿Y si todos respiramos por un momento?, no nos vendría nada mal. Porque es un hecho de que todos queremos hablar y todos queremos tener la razón. Y en ocasiones, sólo en ocasiones eso no se puede y tenemos que entrar en conflictos, que son sanos si se les sabe tratar y resolver.
@rvargaspasaye
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