Lucrecia de la Cruz trabaja con chaquira desde hace más de veinte años. Junto con su esposo elabora piezas tradicionales que han sido su forma principal de ingreso. No ha tenido que salir de su comunidad ni endeudarse para seguir produciendo.
Desde hace tiempo participa en un esquema que le permite continuar con su oficio. Recibe materiales como hilos, agujas y cuentas, y entrega las piezas ya terminadas a quienes las compran sin intermediarios. Esa certeza le permite sostenerse.
El modelo lo opera la Coordinación de Fomento a las Artesanías del Sistema DIF Nayarit. A través de él, cientos de personas reciben insumos sin costo y venden su trabajo sin adelantar dinero. La mayoría son mujeres de comunidades donde la artesanía es parte del ingreso familiar.
Lucrecia explica que si tuviera que comprar los materiales, no sabría si lograría recuperar lo invertido. Aquí no gasta en insumos y sabe con claridad a quién le entregará su trabajo.
Además del ingreso, el programa permite que se mantengan técnicas heredadas, sobre todo en pueblos originarios. La entrega de materiales es directa y el pago puntual.
Para muchas familias, es trabajo artesanal es una expresión cultural, su sostenimiento y su forma de vivir.