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A 70 años del voto femenino

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Era la mañana del 3 de julio de 1955 y las mujeres estaban ahí desde temprano, haciendo fila por vez primera para emitir su voto, el mismo día que uno de los principales periódicos  resaltaba: ¡Que voten las “viejas”!,  en un artículo firmado por el licenciado Rafael Zubarán Capmany. Eran las nietas y las hijas de aquellas que habían luchado por todo el país desde el movimiento armado de 1910 por el reconocimiento de sus derechos políticos. Eran las siguientes y actuales generaciones de las mujeres que habían alzado la voz en Yucatán, Jalisco o Chihuahua. Eran el eco de aquellas que silenciosa o ruidosamente se habían pronunciado desde sus sindicatos, las colonias, los ejidos, la academia, los medios de comunicación y desde la primera logia femenina fundada por nuestra profesora compostelense Rosa Navarro o quienes exigían a los candidatos presidenciales que se reconociera como ciudadanas.  

Aunque su lucha había comenzado en tiempos revolucionarios fue hasta 1947, durante la presidencia de Miguel Alemán Valdés cuando se les permitió votar a las mujeres en procesos municipales, pesaba la batalla que habían dado Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Juan Belén Gutiérrez de Mendoza, María Lavalle Urbina, Amalia González Caballero de Castillo Ledón y Adela Formoso de Obregón Santacilia, entre muchas otras en México que, sin fatiga iban por el voto y el ser votadas.

Mientras esto pasaba en otras partes del país, en Nayarit las mujeres agremiadas a las primeras organizaciones tenían sus reuniones en el norte, el sur, en la costa y en la sierra donde las convencían, capacitaban políticamente y las enviaban a los congresos nacionales feministas. Eran mujeres que provenían del magisterio y de la lucha agraria como Genoveva Suárez Viuda de Tarango o como Doña Josefina Acuña Zúñiga del Sindicato Vanguardia Revolucionaria de la Industria de la Masa, Margarita García Castellanos del Sector Popular y la profesora Victoria G. de Olivares del sector que junto con otras, las encontramos pronunciándose ante el candidato a presidente de México, Lázaro Cárdenas que no logró promulgar la ley promovida por las féminas. Fue hasta el recorrido proselitista de Adolfo Ruiz Cortines cuando  le exigían el voto femenino cada uno de sus mítines, orillándolo a incluir el tema en su discurso y su agenda hasta que finalmente, ya como figura presidencial cumple su promesa y dio seguimiento al trámite legislativo que se publicó en el Diario Oficial del 17 de octubre de 1953, con lo que las mexicanas, alcanzaban la ciudadanía plena, cumpliendo también con la Organización de las Naciones Unidas que llamaba a los países para que la mitad de la población participara en la toma de decisiones, vía las urnas. 

Al año siguiente de ser votantes, resulta electa la primera diputada federal, Martha Aurora Jiménez Quevedo, nacida en Milpas Viejas, Municipio de Tecuala, Nayarit y electa por Baja California donde radicaba desde 1947, precursora del sufragio femenino, orientando su campaña y actuar en un proyecto de ley para la atención a la niñez y fundando comederos para braceros. Marina Núñez Guzmán, nacida en Tepic, Nayarit, fue postulada en 1964 candidata y elegida diputada federal a la XLVI Legislatura por el entonces Distrito II de Nayarit, concluyendo su período legislativo en 1967, centrando su trabajo en favor del agro, las mujeres y los pueblos indígenas. La historia política de Nayarit, registra a la maestra María Isabel Herrera Lara como la primera diputada local. En 1964, se eligieron a dos senadoras: María Lavalle Urbina por Campeche, y Alicia Arellano Tapia por Sonora, electas el 4 de julio de 1964, y Griselda Álvarez, gobernadora por Colima en 1979.

A siete décadas de distancia, estas cifras y estos nombres, son el antecedente para el actual escenario donde encontramos mujeres que han accedido al poder local y nacional, gracias al voto; mujeres que conocen, reconocen o desconocen la historia de sus antecesoras en favor del sufragio femenino alcanzado el 3 de julio de 1955 fue producto de una lucha y no una amable concesión.

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