En la costa norte y sur de Nayarit ya se comercializó gran parte de la producción tabacalera. Una porción significativa de esa cosecha fue adquirida por intermediarios no identificados formalmente. Los productores aseguran que estos compradores fueron colocados por las mismas empresas tabacaleras.
Juan Carlos Espinoza, campesino de Compostela, señaló que el precio pactado para el kilo de tabaco de primera era de casi 70 pesos. Sin embargo, los pagos que se están recibiendo están por debajo de esa cifra. “Nos están pagando lo que ellos quieren”, afirmó.
Los productores no tienen certeza sobre quiénes están comprando el producto. Denuncian que se trata de personas sin registro fiscal y sin documentación, lo que impide cualquier tipo de reclamo formal. “Es un comprador que ni siquiera está registrado, ellos lo ponen ahí, nosotros no tenemos nada en claro”, comentó Espinoza.
Además de los pagos por debajo del precio, los productores se quejan del trato que reciben. Desde su llegada a las instalaciones, afirman, hay hostilidad. “Desde la entrada te tratan con la punta del pie. Ni el comprador ni el personal que recibe al productor hacen bien su trabajo.”
El agricultor estima que estos intermediarios se quedaron con más del 30 por ciento de la producción total. Bajo esas condiciones, no podrán cubrir sus costos de cultivo ni generar recursos para el siguiente ciclo.
Piden que se respete el precio pactado, que se reconozca a los compradores oficiales y que haya claridad en cada operación. Para quienes viven de esta actividad, la diferencia de unos pesos por kilo representa el límite entre sostener su campo o quedarse sin margen para continuar.