¿Qué te puedo decir, Andrés? Cuando llegamos al Arranque, las cosas no salieron como esperábamos. La tensión, los nervios, el momento… parecía que el escenario quería ponerte a prueba. Pero no te rendiste. Porque los verdaderos campeones no se miden solo en kilos levantados, sino en cómo enfrentan la adversidad.
Y en el Envión, demostraste todo tu potencial. Con tan solo 15 años, le hablaste a México entero con tus acciones: “con su permiso… que ahí voy”. No fue una frase, fue una declaración de carácter. Mostraste que no te asustas ante los reflectores ni ante los rivales. Mostraste que estás hecho para esto.
Dieron 90 en el Envión y 158 en el Total. Ni en mi mejor momento levanto eso.
Las dos medallas de plata que te colgaste en Guadalajara no son solo preseas. Son el símbolo de una nueva generación. Son la respuesta a todos esos días de esfuerzo, disciplina y fe en ti mismo. Y sobre todo, son el reflejo de un legado que hoy continúa.
Porque esto va más allá de ti. Esto es también por Nayarit, por tu gente, y por el hombre que abrió camino antes que tú: tu entrenador, Moisés Valadez Banderas. Él plantó la semilla, tú estás haciendo crecer el árbol. Hoy, Andrés, eres digno de su historia y de su confianza. Lo que estás construyendo no es solo un resultado: es un legado.
Y el levantamiento de pesas de Nayarit lo sabe. Hoy tiene un heredero. Uno que no se conforma con levantar pesas, sino que levanta también el orgullo de todo un estado. Uno que va con paso firme y mirada al frente, sin pedir permiso, pero con respeto y determinación.
Gracias por recordarnos que el futuro del deporte se escribe con valor. Y que tú, Andrés Rodríguez Peña, lo estás escribiendo con letras de acero.