La Biblioteca pública, lugar creado para facilitar el acceso al conocimiento, a la información y a las obras de creación, cuya obligación es garantizar el servicio a todo ciudadano a su acervo y contenidos.
La biblioteca debe crear estrategias y ofrecer servicios que permitan a todos disfrutar de ella sin distingos de raza, nacionalidad, edad, sexo, religión, idioma, discapacidad, condición económica, laboral y nivel de instrucción.
Los tiempos cambian y con ello la sociedad se obliga a actualizarse y navegar al ritmo y a las necesidades que crea alguien que evoluciona vertiginosamente, las bibliotecas no pueden estar al margen de esto y deben caminar de la mano con los usuarios, de modo contrario corren el riesgo de desaparecer.
Las bibliotecas públicas enfrentan un reto enorme y es el de “permanecer vivas” y para ello es necesario actualizarse e implementar programas, servicios y proyectos que respondan a los nuevos tiempos y esto tendrá que traducirse en la inclusión de nuevas tecnologías, llámese realidad virtual, inteligencia artificial, realidad aumentada, metaverso, robótica, redes sociales, etc.
El 13 de junio de 1984 entra en vigor el convenio de colaboración en materia de bibliotecas entre el Gobierno Federal a través de la Secretaría de Educación Pública y el Gobierno del estado de Nayarit, firmado por los entonces Secretario de Educación Jesús Reyes Heroles y el Gobernador de Nayarit Emilio M. González. En el cual Nayarit se incorpora al proyecto de Red Nacional de Bibliotecas Públicas (es decir, podemos tomar esta fecha como la del nacimiento de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas).
Pero es hasta el 24 de julio de 1984, cuando Emilio M. González inaugura oficialmente la Biblioteca Pública Everardo Peña Navarro con un acervo de 2000 libros, dentro del espacio del Polifórum Cultural José López Portillo de la Alameda Central de Tepic (con esta fecha determinamos el nacimiento de la biblioteca central de Nayarit).,
En ese entonces los servicios de la nueva biblioteca y las necesidades del usuario eran por supuesto diferentes a nuestra actualidad. El devenir de los tiempos comenzó a cambiar el panorama, en un principio con todo el entusiasmo y las ganas de aprender los directivos y bibliotecarios entraron en un ritmo novedoso, fueron implementados servicios básicos y programas tanto de registro como de control de acervo, se realizaban aisladamente presentaciones artísticas y actividades académicas, lo cual resultaba satisfactorio en sus primeros años de servicio, años después se incluyeron las promociones vacacionales de verano que en un principio tuvieron muy buenos resultados.
Quienes iniciaron el proyecto de la biblioteca sabían que no sólo debían limitarse al fomento de la lectura y programas vacacionales, tenían que avanzar y buscar estar actualizados, lamentablemente la falta de continuidad provocada por la designación de los dirigentes de la biblioteca por parte de los administradores estatales fue deteniendo los procesos y reiniciándolos, es decir se tenía que empezar de cero cada cambio de director, o directora que fue lo más común.
El apoyo de los ayuntamientos de Tepic fue fundamental en cuanto a obtener una plantilla de personal suficiente para cubrir las necesidades que exigía en esos tiempos el espacio, un equipo de personas con disponibilidad y ganas de aprender para poder servir cada día mejor al usuario. Equipo que entró gustoso a la capacitación y actualización durante las primeras dos décadas de existencia de la biblioteca.
Se conformó un grupo de trabajo que se componía en su mayoría de bibliotecarios provenientes de la nómina del ayuntamiento de Tepic y pocas personas adscritas al Gobierno del Estado de Nayarit, entre ellas la persona encargada de dirigir el espacio.
El tiempo pasó y después de esas dos primeras décadas, el mantenimiento y conservación del edificio de cristales se hicieron importantes, comenzaron a surgir problemas provocados por la edad del mismo, los bajantes se llenaron de basura orgánica y esto provocó que su techumbre se convirtiera en una regadera durante la temporada de lluvias , los baños comenzaron a tirar agua y taparse, los cristales de los muros a craquelarse, los pisos a levantarse, las puertas a caerse, el mobiliario a cumplir su ciclo de vida, en fin, el espacio mostraba signos del paso del tiempo, la falta de mantenimiento y adecuación, situación que se agudizó luego de la entrada del nuevo milenio, y las administraciones públicas se dedicaron a nadar de a muertito y olvidaron su responsabilidad de dar mantenimiento al edificio, lo que provocó que colapsara.
Tras el colapso del edifico y la construcción de uno nuevo en el mismo espacio que propuso el cambio de nombre a “Biblioteca pública central estatal José Solón Argüello”, las cosas parecían llevar un nuevo y prometedor rumbo y entraron en función servicios que tenían que ver con las nuevas tecnologías: realidad virtual, recorridos virtuales, video espacios y kioscos de información digital.
Un accidente atribuido quizá por la mala calidad en los materiales utilizados para la construcción del nuevo edificio provocó que se cayera una de sus paredes de cristal, esto obligó a cerrar el acceso al lugar.
La biblioteca entonces se quedó sin personal y fue desmantelada de sus servicios de tecnología, después de dos años reabrió ya sin tecnología y con muy poco personal.
Los espacios donde estaría la virtualidad y las nuevas tecnologías fueron ocupados por programas operativos del propio CECAN, como son “Literatura”, “Fomento a la lectura” y PACMYC.
Esperemos que con el paso del tiempo la situación de la biblioteca mejore y logremos tener un espacio digno como lo exigen los nuevos tiempos y pueda “permanecer viva”.