Manuel Márquez Herrera, guía turístico del turibús de Tepic, compartió en entrevista su testimonio sobre los numerosos fenómenos paranormales que, asegura, ocurren dentro del histórico Panteón Hidalgo, uno de los cementerios más antiguos de la ciudad, fundado en 1765.
El panteón Hidalgo, establecido en 1765, es uno de los cementerios más antiguos de la ciudad y está profundamente arraigado en la historia de Tepic. Aquí se sepultaron miles de personas que murieron por enfermedades devastadoras como la fiebre amarilla, el cólera y la viruela negra. Márquez recordó que la epidemia de fiebre amarilla que afectó a las familias tepiqueñas en 1853 causó una gran mortandad en la ciudad y sus alrededores, impactando significativamente a la población. La fiebre amarilla, una enfermedad viral aguda transmitida por mosquitos, fue una plaga global en el siglo XIX, dejando una marca profunda en la memoria colectiva.
Márquez Herrera refirió que en el Panteón Hidalgo existe una zona específica conocida como la zona de la fiebre amarilla. En este sector del campo santo, donde fueron sepultadas cientos de personas, muchos de los fallecidos siguen entre nosotros.
Según el guía, algunos de estos espíritus no se han resignado a la muerte, por lo que continúan manifestándose dentro del panteón. Él asegura haber sido testigo de múltiples apariciones durante los recorridos nocturnos que organiza en el lugar: “En varias ocasiones hemos visto figuras conocidas como seres sombra“.
En el ámbito de lo paranormal, los seres sombra son descritos como entidades oscuras y sin rasgos definidos, que a menudo son percibidas como siluetas o masas de oscuridad, y se cree que son apariciones elusivas.
“Una de las más impactantes fue la aparición de una niña de aproximadamente ocho años, que juega por todo el cementerio. No sólo la vi yo, sino que al menos 30 personas que me acompañaban también la vieron al mismo tiempo. No puede ser coincidencia”, añadió Márquez.
Recordó que uno de los encuentros más inquietantes ocurrió cuando una mujer acudió al panteón con sus dos hijas para limpiar la tumba de su esposo, cerca del mausoleo del general Leopoldo Romano: “Las niñas vieron a la pequeña fantasma y, aterrorizadas, salieron corriendo con su madre del cementerio”.
En otra ocasión, durante una grabación del programa Las aventuras de Manuel y el Borre, se captó en video la risa de una niña mientras caminaban por el panteón: “Pero como no le hicimos caso, al regresar, se escucha en el video cómo la niña comienza a llorar. Fue algo espeluznante”.
Márquez también advierte sobre la presencia de una sombra negra que ha atacado a algunos visitantes: “Muchos han salido rasguñados, con heridas reales. Estas entidades, que se niegan a ir hacia la luz, permanecen en sus tumbas, saliendo por las noches. Incluso han sido captadas por cámaras de seguridad en calles cercanas”.
El guía invita al público en general a conocer el panteón, especialmente de noche, para vivir esta experiencia de cerca: “Es casi seguro que van a ver algo, sentir algo o incluso ser tocados por alguna presencia. No es un cuento, lo hemos vivido. Es verídico”, concluye.