Desde la comunidad de Paso de Álica, en el municipio Del Nayar, Angelina Carrillo Muñoz aprendió desde niña a escuchar y participar en las asambleas de su pueblo. Con el tiempo se convirtió en una de las primeras mujeres en ocupar cargos ejidales, pese a quienes se oponían a que una mujer dirigiera asambleas o representara a la comunidad. “Hubo siempre alguien que decía por qué ella, es una mujer, no nos puede conducir… pero con respaldo de los gobiernos tradicionales seguimos adelante”, recuerda.
A lo largo de su trayectoria ha sido comisariada ejidal, parte del consejo de vigilancia, juez auxiliar, regidora y coordinadora de mujeres de los cuatro pueblos originarios. También ha integrado consejos estatales y municipales, la Unión Wixárika y el Consejo Consultivo del Sistema de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos. En los últimos años ha enfocado su trabajo en los derechos político-electorales de las mujeres, logrando candidaturas paritarias y gobiernos con representación igualitaria.
La defensa de la participación política no estuvo exenta de amenazas. “Recibí llamadas que me pedían dejar en paz esas cosas… incluso me decían que sabían dónde vivía. Para algunos era muy difícil aceptar que los pueblos originarios tuvieran presencia en la política”, relató. Pese a ello, su labor la llevó a obtener en 2024 el Premio Nacional a la Promoción de los Derechos de las Mujeres Indígenas en la Ciudad de México, y este 2025 recibió un reconocimiento estatal y municipal por impulsar la declaratoria del Día Estatal de la Mujer Indígena.
Humilde y cercana a su comunidad, Angelina disfruta practicar la danza prehispánica, elaborar bordados y piezas en chaquira. Ahora tiene en mente aprender a tocar el violín. Su nueva meta es lograr la declaratoria del arte wixárika como patrimonio cultural, del mismo modo que se reconoció la ruta sagrada Wirikuta. “Les diría a los jóvenes que se presenten sin perder la identidad, nuestra lengua, nuestra vestimenta. Tiene tanto valor como cualquier otro idioma”, expresó.
Para Angelina, cada cargo ocupado, cada ley impulsada y cada reconocimiento son logros personales de su comunidad antes que personales Es la muestra de que las mujeres indígenas pueden y deben estar presentes en los espacios de decisión, defendiendo su cultura, su voz y sus derechos.