
Fue un sábado en el que los pronósticos se desmoronaron como polvorones.
En los últimos tiempos, el América casi siempre es favorito para derrotar al Guadalajara en el llamado Clásico de Clásicos.
El sábado no era la excepción. El equipo amarillo llegaba con mayor consistencia. Las Chivas, con apenas cuatro puntos, aparecían como víctimas seguras.
Sin embargo, después de un primer tiempo intrascendente y atrofiado donde el América hacía como que atacaba y el conjunto tapatío no desdoblaba ni profundizaba, en el segundo lapso el Guadalajara impuso condiciones, marcó dos goles de excelente factura y ganó el encuentro con todo merecimiento.
Una barrera endeble permitió el gol de Zendejas, que comprometió el triunfo del Rebaño.
Contando los cambios, quince mexicanos derrotaron a un conjunto que acabó utilizando a ocho extranjeros: Cáceres, Lichnovsky, Borja, Fidalgo, Saint Maximin, Aguirre, Rodríguez y Zúñiga. Esta vez, Maxi fue mini. El francés no gravitó en el duelo y fue sustituido en la parte complementaria. El técnico Gabriel Milito sale fortalecido, mientras que André Jardine no es que se debilite, pero una derrota en el clásico se resiente más que cualquier otra.
Cuando el árbitro Oscar Mejía añadió más de 13 minutos, El Canelo Álvarez ya se estaba fajando con Terence Crawford, trenzado en una batalla harto complicada. Crawford fue un rival de respeto que soltó las manos a placer y acertó más golpes que el jalisciense.
Para el episodio número 10, la balanza ya se estaba inclinando para el estadounidense, que acabó ganando por decisión. Merecida victoria de un peleador con grandes cualidades, corazón, resistencia y pundonor.
Dolorosa derrota para El Canelo. Se le vio cansado en la recta final del combate. El moreno estadounidense le tundió fuerte. ¿Será el principio del fin de su brillante trayectoria?
