
Samir Inda es el nombre del joven futbolista del Guadalajara que marcó el gol que aseguró la victoria rojiblanca sobre el Necaxa, la noche del miércoles en la Perla Tapatía. Era su debut. Aprovechó cabalmente la brillante oportunidad.
¿Y qué creen? Es oriundo de Tepic, Nayarit. Ahí nació el 7 de octubre de 2007. Llevaba apenas 10 minutos en el terreno de juego cuando recibió un balón en diagonal. Realizó una magnífica recepción dirigida, dejando el balón ligeramente hacia su pie izquierdo. Desde fuera del área, sacó un fogonazo cruzado que sacudió el enjambre de hilos. Zurdazo implacable. La estirada del portero Unsaín fue al máximo, pero no fue suficiente.
Su nombre es árabe y su apellido, vasco. Ya iremos indagando más acerca de la vida del púber que deslumbró a la afición en el marco de un partido en el que Fernando Gago fue recibido con abucheos y una estridente pita por parte de la fanaticada que simpatiza con el equipo mexicano por antonomasia. El argentino había dejado botado el proyecto chiva a medio torneo, y el público no olvida tamaña traición.
Lo incomprensible, lo aberrante de esta historia, es que al Necaxa no le importó que Gago menospreciara al futbol mexicano y lo contrató para un proyecto que nomás no levanta. Todo por andar obstinándose con un entrenador que dejó una pésima impresión en México. Que con su pan se lo coma la decepcionante directiva electricista.
Al mencionar a Samir Inda me vienen a la mente varios jugadores nayaritas que escribieron una historia brillante en el balompié nuestro, entre ellos, Raúl “El Cora” Isiordia, Marcelino Bernal, Ramón Ramírez, Missael Espinoza, Nicolás Ramírez, Erubey Cabuto, Miguel Zepeda y Christian “El Chicote” Calderón.
De todos ellos, el que más me impresionó es Ramón, un jugador de gran clase, orquestador nato, que también desempeñó una labor como lateral izquierdo en aquella memorable Selección Nacional de 1993.
Y cómo olvidar a Marcelino, autor de un golazo de larga distancia contra Italia en la Copa del Mundo de Estados Unidos en 1994, tanto que colocó a México en los octavos de final de esa justa mundialista.