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miércoles, octubre 1, 2025
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Tránsito y tragedia, la seguridad vial pone en jaque a Nayarit

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En 2025, Nayarit registró 278 carpetas por homicidios, 122 por homicidio culposo a causa de accidentes de tránsito. La movilidad caótica y la impaciencia en calles saturadas cobran vidas, afectando principalmente a motociclistas y jóvenes entre 20 y 39 años

Comenzaré esta nota con una anécdota con la que más de un lector seguramente se sentirá identificado. En Tepic, en ciertos horarios, es común que el tren cruce de manera inesperada mientras vas del punto A al punto B, obligando a un alto total. Si tienes la suerte de estar en primera fila, esperas, paciente; sin embargo, de pronto aparecen varias motocicletas que, tras evadir la larga fila, se cuelan hasta adelante. Cuando por fin termina de pasar el tren, arrancan como si se tratara de una carrera. Lo mismo sucede en los semáforos, uno respeta el espacio destinado al paso peatonal y, en un instante, entre cinco y ocho motos se acomodan al frente, bloqueando el paso. Apenas cambia a verde, salen disparadas… e incluso algunos se atreven a “saltarse el rojo”. Esta impaciencia y falta de respeto a las reglas refleja lo que sucede a gran escala en la movilidad del estado y del país, un problema que no sólo incomoda, sino que cobra vidas diariamente.

La falta de educación vial es evidente. Y no son sólo los motociclistas: los automovilistas también se suman al desorden. Los límites de velocidad rara vez se respetan, las avenidas amplias se usan como autopistas y el acelerador parece ser la única regla. Esto no es percepción personal, lo confirman las páginas de nota roja: en los últimos días, el 71 por ciento de las publicaciones policiacas del periódico Meridiano de Nayarit correspondieron a accidentes de tránsito. Entre las causas más frecuentes son exceso de velocidad, conductores en estado de ebriedad, distracciones por el celular, falta de uso de cinturón de seguridad o de casco adecuado, además de factores naturales como el pavimento mojado.

Los percances viales son cada vez más frecuentes, y esto no es casualidad. Existen razones de fondo que explican esta tendencia, entre ellas los cambios en las dinámicas sociales derivados del crecimiento poblacional y el aumento paralelo en el número de vehículos. Un vistazo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) lo confirma: en 1980, el estado contaba con 34 mil 249 vehículos registrados; para 2024, esa cifra se multiplicó casi 17 veces, alcanzando los 578 mil 284 vehículos, cifra que incluso supera a la población total de Tepic, lo que equivale a aproximadamente 2.1 personas por vehículo. Esta situación se agrava en un estado donde las ciudades más grandes carecen de infraestructura vial adecuada, gran parte de la cual fue diseñada bajo la idea de que la ciudad nunca crecería. Como consecuencia, los atascos viales, especialmente en puntos críticos como los cruces del tren en Tepic, pueden convertir recorridos de 10 minutos en viajes de hasta una hora.

El crecimiento más notable en el parque vehicular ha sido el de los automóviles compactos (excluyendo los de pasajeros y de carga), que pasaron de 14 mil 635 unidades en 1980 a 284 mil 755 en 2024, lo que representa un incremento del mil 843 por ciento en poco más de cuatro décadas. Sin embargo, el aumento más drástico lo protagonizaron las motocicletas: de apenas tres mil 205 unidades a 98 mil ocho en el mismo período (ojo, sólo las registradas en padrón vehicular), es decir, un crecimiento de casi 31 veces.

La explicación es simple, la facilidad para adquirir una moto mediante pagos accesibles ha impulsado su popularización. Según datos nacionales, en 2024 México importó motocicletas chinas por un valor de mil 307 millones de dólares, un incremento del 45.7 por ciento respecto al año anterior. Sólo Estados Unidos superó a México en compras. ¿La razón? El auge del delivery y los servicios de entrega de última milla ha convertido a la motocicleta en una herramienta de trabajo indispensable (basta con mirar cualquier calle para confirmarlo y ver motociclistas con sus mochilas enormes).

Ese mismo año, México también importó autopartes para motos por 718 millones de dólares, de los cuales el 78 por ciento provinieron de China, consolidando la fuerte dependencia comercial con el gigante asiático.

Hoy en día, la motocicleta no sólo es un medio de transporte, se ha convertido en una herramienta de supervivencia. Es el vehículo de trabajo por excelencia para repartidores de comida, encargos, mensajería, paquetería e incluso servicios de transporte tipo “taxi” en moto. En muchos casos, es la única vía para generar ingresos en el día a día.

Este aumento en el número de vehículos trae consecuencias directas en la seguridad vial. De acuerdo con el Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA), en 2022 Nayarit registraba una tasa de motorización de 424.4 vehículos por cada mil habitantes. Ese mismo año, la tasa de accidentabilidad fue de 5.3 por cada mil vehículos, la de mortalidad de 23.9 por cada 100 mil habitantes y la de letalidad de 10.7 por cada 100 accidentes. Aunque los datos corresponden a hace tres años, todo indica que hoy las cifras son más altas, tanto a nivel estatal como nacional.

Las estadísticas del STCONAPRA de 2022 confirman un panorama poco alentador, se contabilizaron 2 dos mil 859 siniestros viales, de los cuales 736 ocurrieron en Tepic, 344 en Xalisco, 256 en Bahía de Banderas y 234 en San Blas. En total, mil 189 personas resultaron lesionadas y 305 perdieron la vida. De estas muertes, 78 correspondieron a motociclistas, 31 en Tepic, 10 en Bahía de Banderas, 8 en Santiago Ixcuintla y 7 en San Blas, son los municipios que más reportan. Casi la mitad de las víctimas (47.43 por ciento) tenían entre 20 y 39 años, lo que refleja el fuerte impacto en población joven y en edad productiva.

Más recientemente, en 2025, el estado de Nayarit registró 278 carpetas de investigación por homicidio, de las cuales 122 fueron clasificadas como culposas derivadas de accidentes de tránsito, lo que equivale al 43.8 por ciento del total, según el informe Incidencia Delictiva del Fuero Común elaborado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Este porcentaje coloca a la entidad como la octava con mayor tasa de homicidios viales en el país, con 9.87 casos por cada 100 mil habitantes, considerando su población de poco más de 1.2 millones de personas, frente a una tasa nacional de 7.26. Por otro lado, al analizar la proporción de homicidios culposos respecto al total de homicidios, Nayarit ocupa el lugar 17 a nivel nacional, mientras que el estado con la mayor proporción es Yucatán, donde el 82.88 por ciento de las carpetas de investigación por homicidio corresponden a percances viales.

Al contrastar estas cifras con las de otras entidades de población semejante, se observan diferencias importantes, en los registros de carpetas de investigación:

Aguascalientes (1,425,607 habitantes): 151 homicidios totales, 84 por accidentes de tránsito (55.6 por ciento).

Baja California Sur (798,447 habitantes): 161 homicidios, 77 por tránsito (47.8 por ciento).

Campeche (928,363 habitantes): 136 homicidios, 60 por tránsito (44.1 por ciento).

Colima (731,391 habitantes): 462 homicidios, 92 por tránsito (19.9 por ciento).

Nayarit (1,238,893 habitantes): 278 homicidios, 122 por tránsito (43.8 por ciento).

Tlaxcala (1,342,977 habitantes): 82 homicidios, 11 por tránsito (13.4 por ciento).

Zacatecas (1,622,138 habitantes): 358 homicidios, 218 por tránsito (60.8 por ciento).

Los contrastes resultan reveladores, mientras en estados como Colima la violencia dolosa explica la mayoría de los homicidios, en Zacatecas, Aguascalientes y Nayarit predomina la mortalidad vinculada a hechos viales. En la región Occidente, que comprende a Michoacán, Colima, Jalisco y Nayarit, este último ocupa la segunda proporción más alta en la relación de homicidios culposos por accidentes de tránsito frente al total de homicidios, sólo por debajo de Jalisco que su relación es de 49 por ciento, no estamos tan lejos.

Especialistas coinciden en que los accidentes de tránsito no responden a una sola causa, sino a una combinación de factores: desde la calidad de las vías y la supervisión del tránsito, hasta las políticas de seguridad pública y, sobre todo, la cultura vial. En Nayarit, las autoridades subrayan que los detonantes principales son el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y la falta de protección en motociclistas. A ello se suman el crecimiento urbano, la densidad poblacional y la conectividad regional.

El director de Seguridad Pública y Vialidad Municipal de Tepic, José Jesús Ibarra García, ha reiterado la importancia de que los motociclistas usen con responsabilidad las medidas de seguridad. Como muestra de la vulnerabilidad en las calles, señaló que sólo durante el último fin de semana de mayo se registraron 55 accidentes en la capital nayarita, muchos de ellos provocados por las primeras lluvias del año.

La situación no se limita a motociclistas. La Secretaría de Movilidad en Nayarit lanzó un llamado urgente a ciclistas, peatones y motociclistas para que eviten bajo cualquier circunstancia competir por el paso frente a camiones de carga o transporte urbano. El reporte de la dependencia explicó que, debido al peso y al tonelaje que trasladan, los conductores de estas unidades tienen un margen de reacción mucho menor para frenar y prevenir atropellamientos.

Aunque los accidentes siguen al alza, las hospitalizaciones muestran una ligera disminución. El Boletín Epidemiológico Nacional de la Secretaría de Salud reportó que en la semana 38 (del 14 al 20 de septiembre de 2025) se registraron 67 nuevas hospitalizaciones en Nayarit por accidentes de transporte en vehículos con motor. El acumulado en lo que va del año asciende a dos mil 351 casos, lo que representa una reducción del 5.3 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2024, cuando había dos mil 484 hospitalizaciones. En el caso de los peatones lesionados, la disminución fue aún más notoria, 14.1 por ciento menos que el año anterior.

Este descenso, explican las autoridades, podría estar relacionado con los operativos de vigilancia implementados en puntos críticos como el Libramiento de Tepic y el bulevar Pantanal. Según el comandante de la Policía Estatal de Caminos, Ciro Alejandro Ramos González, antes de estas medidas los fines de semana solían concluir con accidentes fatales. Aun así, los datos del STCONAPRA aclaran que sólo el ocho por ciento de los accidentes viales en Nayarit ocurren en carreteras, la gran mayoría suceden en zonas urbanas.

La cifra de 122 carpetas de investigación por muertes viales en lo que va del año en Nayarit no es sólo un número, son tragedias que golpean directamente a familias, comunidades y al propio sistema de salud y justicia. El desafío para las autoridades estatales y municipales es claro: reforzar campañas de prevención, educación vial y control del consumo de alcohol, así como invertir en infraestructura, señalización, dispositivos de control de velocidad y capacitación del transporte público.

Sólo con estas medidas se podrán evitar más titulares alarmantes como: “Rescatan a personas atrapadas en una combi a punto de caer a canal en Las Canteras”, “Motociclista sobrevivió de milagro al estrellarse contra urbano en el centro de Tepic”, “Desastrosa borrachera en la avenida Insurgentes”, “Adulto mayor derrapó en la carretera Tepic-Bellavista”, “Motociclista se rompió el brazo al sufrir grave accidente en Xalisco”, “Motociclista muere decapitado tras impactarse en el Libramiento de Tepic” o “Voló con todo y cuatrimoto en el nodo vial de La Cruz”. Estos titulares no son simples noticias, son un recordatorio de que la prisa, las calles en mal estado y la necesidad de querer todo rápido se cobran vidas, dejando huellas imborrables en quienes sobreviven y en quienes pierden a un ser querido. La movilidad no puede ser un juego de azar: cada decisión al volante, cada cruce apresurado, cada descuido tiene un costo real. La reflexión final es inevitable, la seguridad vial depende de todos, y sólo un compromiso colectivo puede transformar las calles en espacios seguros para vivir.

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