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jueves, octubre 2, 2025
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Hace un año…

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Con esas tres palabras ―que para algunas generaciones del siglo y del milenio pasado les remitirán a una canción cuya letra comienza con ilusión, prosigue con traición y olvido y concluye con un tiempo justiciero y vengador― he acabado denominando ―ente varias posibilidades contempladas― estas “palabras” que escribo con motivo de que “hace un año” que la totalidad de mexicanos y mexicanas fuimos testigos de un hecho inédito: el acceso de una mujer a la presidencia de la república tras unas elecciones en que las dos principales candidatas fueron ―también por primera vez en la historia de nuestro país― mujeres…

Más allá de ese hecho, se han escuchado, con relativa frecuencia, proclamas que ya no tienen hechos como referencia, sino que son productos de la cada vez más influyente retórica política, entra las cuales, probablemente la que se ha repetido como una especie de mantra es “llegamos todas”…

Ahora bien, un año de gobierno es poco para evaluar un sexenio, pero es más que suficiente para detectar continuidades y rupturas…

Para hablar de continuidades, es preciso remitirse más atrás en el tiempo y no decir “hace un año”, sino hace siete años” desde el inicio de la originalmente autodenominada Cuarta Transformación, un difrasismo que ha penetrado en el inconsciente colectivo al grado de que incluso quienes la llaman Transformación de cuarta, dan señales de la hondura con que ha calado ese otro mantra…

Y, siguiendo con los mantras o con las “frases célebres” de estos años recientes, se pueden proponer y explorar dos: “se acabó el huachicol” y “abrazos, no balazos”…

Huachicol ―un término que, probablemente, no habíamos escuchado antes― se ha convertido en uno de las palabras clave de los años recientes, tanto para proclamar a los cuatro vientos ―desde los inicios del sexenio pasado― que ese robo clandestino de combustible que podría ser calificado como artesanal y que irrumpió en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales con la explosión en Tlahuelilpan, Hidalgo en enero de 2019 ―apenas cincuenta días después del inicio oficial de la 4T― había sido erradicado, como ―ya en los primeros meses de este “sexenio del segundo piso”― para mostrar, con el calificativo “fiscal”, que con el huachicol pasó algo semejante a lo que dice aquellas canción italiana de los años setenta “La distancia es como el viento”, ya que se acabó el huachicol artesanal, pero se encendió el industrial y global, con unas dimensiones insospechadas y con una deuda fiscal frente a la cual, la deuda enorme de uno de los más famosos empresarios mexicanos, parece pequeña.

Este punto clave de la corrupción constituye, probablemente, el signo más terrible de la continuidad de uno de los flagelos más dañinos que a lo largo de los siglos ha padecido nuestro país…

Aunque, como suele suceder, el cálculo del monto del quebranto fiscal producto del huachicol, hay estimaciones que afirman que ascendió a más de ochocientos mil millones de pesos o más de cuarenta mil millones de dólares entre 2018 y 2024.

Y, en cuanto al reparto de responsabilidades en ese quebranto, parece que habrá que incluir funcionarios públicos ―civiles y militares― de diversos niveles, empresarios y grupos del crimen organizado.

La frase original “se acabó el huachicol” habría que cambiarla por “se transformó el huachicol”…

En cuanto a “abrazos, no balazos”, una frase acuñada, entre otros propósitos, para condenar “la guerra de Calderón” y mostrar que había que atacar las causas y no los efectos, ha sido, probablemente la que ha sido objeto de la más severa crítica no solo desde “la mafia del poder” [empresarial, opositor y mediático], sino desde “el segundo piso” de la 4T, no en los dichos, sino en los hechos…

Durante el sexenio pasado, las voces -nacionales y extranjeras― que hablaban de dominio territorial del crimen organizado, de laboratorios para la producción de drogas sintéticas [en especial de fentanilo], de miles de mexicanos [y mexicanas] trabajando para los cárteles en diversas funciones― fueron acalladas, un día sí y otro también, desde la cátedra más alta del poder…

Pero… desde el inicio de este sexenio del segundo piso, se instrumento una estrategia de “Cero impunidad” cuyos informes fueron ofreciendo datos relacionados con los avances en materia de homicidios dolosos, de delitos de alto impacto, así como de personas detenidas, armas de fuego y drogas incautadas, desmantelamiento de laboratorios clandestinos y cálculos de la afectación económica a las organizaciones delictivas…

Con fecha del 11 de febrero de 2025, el Gabinete de Seguridad ofreció un primer informe de carácter nacional [había ofrecido uno anteriormente concentrado en el Estado de Guerrero], en el cual hablaba, entre otras cosas, de 5,692 armas de fuego incautadas, 11,600 detenidos, 102 toneladas de drogas confiscadas [1,210 kilos y 1 millón 266 mil 750 pastillas de fentanilo] y 192 laboratorios clandestinos desmantelados…

En el informe del 09 de septiembre de 2025 ―con corte al 31 de agosto―, se habla ya de disminuciones importantes en materia de homicidios dolosos [-32% respecto de septiembre de 2024 y de 2018] y en materia de delitos de alto impacto también con respecto a 2018 [-21% respecto a septiembre de 2024 y -45.6% con respecto a 2018]…

Y de un aumento significativo en los rubros antes mencionados: 16, 048 armas de fuego incautadas, 32,424 detenidos, 245.3 toneladas de drogas confiscadas [1,583 kilos y 3 millones 680 mil 585 pastillas de fentanilo] y 1,408 laboratorios clandestinos desmantelados…

La toma de distancia fáctica de la expresión “abrazos, no balazos” parece evidente, así como la falsedad de las afirmaciones en el sentido de que en nuestro país no se producía fentanilo…

Aun quedando siempre latente la duda acerca de la veracidad de los datos oficiales, sobre todo en materia de homicidios dolosos, habrá que llamar la atención acerca del relativamente poco aumento de la incautación de fentanilo en relación con el número de laboratorios desmantelados, del silencio en relación con el aumento en el número de desapariciones, de la falta de información acerca del dominio territorial por parte del crimen organizado del que somos testigos día tras día, del perfil, de los operativos de detención, del destino y de los procesos de los más de 30,000 detenidos en el primer año de este gobierno y de los ―hasta ahora negados oficialmente pero innegables― nexos de autoridades ―de al menos tres niveles de gobierno―, con el crimen organizado, probablemente, el que sería el signo más claro de que la guerra de las guerras [contra la corrupción] va en serio y ―como casi siempre se dice, pero pocas veces se hace…―, hasta donde tope…

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