
En la semana alguien me dijo que era más fácil encontrar un licenciado que un fontanero, la referencia puede ocupar más ejemplos de oficios: carpintero, mecánico, pintor, afilador de cuchillos, sin embargo, la idea es la misma, quienes ejercen un oficio parecen estar en peligro de extinción.
La accesibilidad a la educación media y superior ha generado también que muchos abogados titulados manejen un Uber, lo cual es muy respetable, o que muchos médicos egresados trabajen, de nuevo muy respetable, en consultorios que se ubican en farmacias comerciales. Ni qué decir de la labor de periodismo o en medios de comunicación.
De la mano de esta reflexión viene la de los llamados influencers, esa categoría de gente dedicada como su nombre lo indica a influir desde un espacio en las redes sociales de internet en otras personas en sus hábitos de consumo, posicionamiento de marca, y también claro, para atacar a adversarios de ser necesario; esto último lo vemos sobre todo en terreno electoral y político, pero está en todas partes.
Los sondeos entre los jóvenes al preguntar sobre sus posibilidades de realización laboral en el futuro ahora aparecen más frecuentemente la respuesta de influencer, quieren eso, influir, y claro, ganar dinero, posición, admiración, y quizá, respeto, aunque no todos lo logran.
Debemos sumar a la ecuación un elemento más, como lo documentó El Universal en su edición del fin de semana, el crimen organizado ha encontrado en las redes sociales y los creadores de contenido una nueva vía para el lavado de dinero, como lo son las donaciones anónimas, las rifas virtuales con premios de alto valor y cuentas con miles de seguidores pero escasa interacción.
El proceso consiste en “inflar facturas, simular contratos o justificar pagos con servicios inexistentes”, incluso algunos creadores de contenido reciben a cambio beneficios que ven de remuneraciones en efectivo, a bienes de lujo o criptomonedas, todo lo cual dificulta el rastreo del dinero.
La dinámica moderna de la inmediatez, la batalla por las visualizaciones, los likes, los seguidores, llevan a algunos a los extremos donde se han documentado casos de quienes han perdido la vida por una foto, un video, o una pieza que compartir en sus redes.
Es obvio que también el tema económico juega un papel central, el referente de Mr. Beast, quizá el rey del YouTube regalando miles de dólares en sus dinámicos concursos es un referente constante. Incluso este personaje ya ha participado en el medio tiempo del juego de estrellas de la esa sí influyente NBA.
Los tiempos actuales nos orillan a preguntarnos quiénes están influyendo en nosotros en nuestros hábitos, y a partir de allí saber si somos quienes estamos decidiendo aspectos trascendentes de nuestra vida, o si es hora de buscar aprender más oficios para que no desaparezcan.
@rvargaspasaye
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