
LA CULTURA AMBIENTAL
De acuerdo con Abel Ortiz Prado -aborpra@hotmail.com-, Académico, Consultor en Finanzas, Administración Pública y Asociaciones Público-Privadas, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) es la principal organización de conservación a nivel global. Sus acciones están enfocadas en seis grandes objetivos: especies, bosques, océanos, agua dulce, alimentación, clima y energía. En el cumplimiento de su misión propone fomentar una cultura ambiental que, a través de programas y políticas, cultive conocimientos, valores y acciones para la conservación de la naturaleza y comportamientos proambientales a nivel individual y colectivo (personas, comunidades, sociedad civil, instituciones y empresas).
ESTUDIOS AL MÁS ALTO NIVEL
En el alcance de este objetivo desde el 2022 la Universidad de Yale propuso la creación del Índice de Desempeño Ambiental (IDA) como un instrumento para medir el avance de 180 países en la mitigación del cambio climático, salud ambiental y vitalidad de los ecosistemas a través de 58 indicadores. Su objetivo es proporcionar una herramienta empírica y basada en datos que sirva para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal. El más reciente reporte del IDA nos indica que, aunque algunos países han mostrado políticas ambiciosas y logros notables, el progreso global sigue siendo insuficiente para enfrentar la crisis ambiental. El avance climático global se frena por la persistente dependencia de los combustibles fósiles, responsables de la contaminación, la acidificación oceánica y el aumento de gases de efecto invernadero lo que demanda urgente intervención gubernamental para emigrar a fuentes amigables con el medio ambiente.
RESULTADOS VISTOS
El diagnóstico internacional: avances y límites. A nivel mundial, en la edición 2024, del IDA, Estonia, Luxemburgo, Alemania, Finlandia, Reino Unido y Suecia lideran el ranking con 75.7, 75.1, 74.5, 73.8, 72.6 y 70.3 puntos respectivamente siendo los únicos que rebasan el límite de los 70 puntos, reflejando a los más avanzados en relación con los compromisos adquiridos en la agenda 2030 de la ONU, el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y el Marco Mundial para la Diversidad Biológica de Kunming-Montreal. México por su parte retrocedió en el IDA, al bajar del lugar 73 al 97 con 44.7 puntos, lo que lo coloca en la posición número 26 dentro de América Latina y el Caribe. Esta calificación se encuentra por debajo de países como Guyana (49), Cuba (52.5), Barbados (53.1), Venezuela (53.3), San Vicente y las Granadinas (54.2), Antigua y Barbuda (55.6) y Bahamas (55.9). El informe no solo destaca los avances en gestión de aguas residuales o control de contaminación, sino también los retos estructurales que frenan el progreso, como la calidad del aire, donde el país tiene el puesto 114 a nivel mundial, o la gestión de residuos sólidos, que se ubica en el 127. El investigador de la World Justice Project Mario Rodríguez, afirma que los desafíos en materia medioambiental en México se agravan dada la debilidad del Estado de Derecho, al ser reconocido como un elemento fundamental para la protección del medio ambiente en el mundo.
MÉXICO REZAGOS Y DEBILIDADES ESTRUCTURALES
Presupuesto ambiental 2026: el gran desafío: Según el estudioso Abel Ortiz Prado, para el caso de México, específicamente desde finales del 2023, a la presentación del paquete económico 2024, la coalición Noroeste Sociedad Civil para la Sustentabilidad Ambiental (NOSSA) acusó que, cada vez, el gobierno federal destina menos recursos a la protección de áreas naturales a través del Presupuesto de Egresos de la Federación, ya que en el PEF 2024 propuso una reducción de 11.4% a la SEMARNAT. Para el 2025 se redujo en un 39.4% para el Ramo 16 “Medio Ambiente y Recursos Naturales” y para el 2026 se proyecta un presupuesto ambiental de 52 millones de dólares – el más bajo en los últimos 21 años-. Mientras que las organizaciones civiles estiman que el país debería invertir al menos 2,800 mdd en programas de adaptación y mitigación. Mientras la media en la OCDE ronda el 0.5% del PIB y la Unión Europea invierte en promedio 0.8%, México apenas destina 0.2%, lo que lo sitúa en el extremo inferior internacional, colocándolo como uno de los países que menos recursos destina a la protección del medioambiente. El Banco Mundial por su parte, estima que los países en desarrollo necesitan invertir alrededor del 4.5% del PIB en infraestructura sostenible y resiliente al cambio climático, para cumplir con ambiciones climáticas e inversiones asociadas, aunque eso incluye infraestructura, operaciones, mantenimiento, y demás. “En vísperas de la COP30, el mensaje es claro: un ecosistema sano no solo es un pilar de la sociedad, sino la base misma de la economía de los países. En esta circunstancia la inversión ambiental no es un lujo, sino una condición de supervivencia”.
VEREMOS Y DIREMOS.