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sábado, noviembre 1, 2025
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Exitosa presentación de la película Lecciones de Otoño

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Fundación Álica y NAVIFU sensibilizan a la sociedad al exhibir la obra del cineasta Iván Eduardo Lópezcampos, que utiliza una historia sobre la vejez como un “espejo” para reflexionar sobre la soledad, el olvido y la responsabilidad familiar en la sociedad actual

En una sociedad cada vez más acelerada y digitalmente conectada, pero a menudo humanamente distante, la Fundación Álica, fiel a su compromiso con el fortalecimiento del tejido social, ha abierto un espacio para la reflexión profunda sobre uno de los temas más sensibles y urgentes: el lugar que ocupan los adultos mayores en nuestras vidas.

En colaboración con la Asociación Nayarit con Visión de Futuro (NAVIFU), la fundación presentó la película Lecciones de Otoño, del escritor y cineasta Iván Eduardo Lópezcampos, una obra que va más allá del entretenimiento para convertirse en un contundente llamado de atención sobre la soledad, el abandono y la búsqueda de sentido en la última etapa de la vida.

El origen de la película, extraída de la novela homónima, yace en una historia personal de amor, dolor y redención. El propio autor, Iván Eduardo Lópezcampos, compartió con la audiencia el motor que lo impulsó a crear esta obra: el diagnóstico de cáncer de su padre y un pronóstico médico que le daba apenas tres meses de vida. En ese momento de crisis, Lópezcampos relató haber tenido una epifanía. Comprendió que el mejor regalo y la forma más auténtica de acompañar a su padre, un apasionado lector, no era con palabras de consuelo vacías, sino con el obsequio más valioso de todos: una historia. Así, en una carrera contra el tiempo, escribió Lecciones de Otoño. El resultado fue un pequeño milagro: su padre no sólo vivió tres años más, desafiando a la ciencia, sino que tuvo la oportunidad de leer la novela que su hijo había creado en su honor, un último acto de conexión profunda entre ambos.

La película, por tanto, no es ficción y, en palabras de su creador, “un espejo y una invitación”. Lópezcampos la describió como “un espejo que nos confronta con una realidad que muchas veces preferimos ignorar: la soledad y el olvido, la fragilidad de aquellos que alguna vez fueron el centro de nuestras vidas y hoy con frecuencia están al margen de ellas”. Es una obra que obliga al espectador a mirarse a sí mismo y a la sociedad, un punto que reforzó el promotor cultural Sergio Sartiaguín Montes al calificarla como una “lectura obligada” y un “decálogo de todo lo que hemos hecho mal en el trato de los ancianos”.

Pero la película también es una invitación. Lópezcampos exhortó al público a transformar esa incómoda reflexión en acción. Es un llamado a “empezar a observar diferente, a hacerlo desde y con el corazón”, y a cuestionar nuestras propias conductas: “¿hace cuánto no abrazo a mi madre? ¿hace cuánto no escucho la historia de mi padre, de mi abuelo, sin estar revisando la hora, sin abrir el celular buscando un pretexto para poderme retirar?”. Es una invitación a ofrecer el regalo más preciado en la vida moderna: el tiempo y la atención plena.

Este mensaje resonó con los organizadores del evento. Martha Elena Echevarría García, directora de Fundación Álica, destacó que la película refuerza la misión de la fundación de promover los valores familiares, que considera el núcleo de la sociedad. Recordó el ciclo natural de la vida y la responsabilidad intergeneracional: “Ellos en algún tiempo cuidaron de nosotros, nos enseñaron y siempre al pendiente de uno como pequeñito. Ahora es nuestro turno que cuidemos de ellos”.

Por su parte, Vladimir Valenzuela, presidente de NAVIFU, enmarcó el evento en la importancia vital de la cultura y el arte para despertar los sentimientos y construir una mejor sociedad, haciendo un llamado a que los jóvenes “se enamoren de la cultura y el arte de Nayarit”.

Con esta presentación, Fundación Álica y NAVIFU ofrecieron una actividad cultural que facilitó un diálogo comunitario indispensable. Reafirmaron su misión de promover espacios de reflexión que fortalezcan la empatía, el respeto y la inclusión, recordando a todos que la calidad de una sociedad se mide, en gran parte, por la forma en que trata a sus mayores.

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