Desde hace más de cinco años, la señora Consuelo Ramírez García vive una angustia interminable: no sabe nada de su hijo, Daniel Peña Ramírez, quien desapareció sin dejar rastro cuando tenía 40 años de edad.
Doña Consuelo relató que su hijo Daniel era encargado de un taller de laminado y pintura en Tepic. Recordó con tristeza que la última vez que tuvo contacto con él fue a través de una llamada telefónica, en la que su hijo le avisaba que iría a su casa para comer juntos, pero nunca llegó.
“Desde ese día no supe más de él. Lo he buscado por todas partes”, comentó entre lágrimas. Daniel, quien hoy tendría 45 años, es casado y padre de dos menores de edad.
Desde su desaparición, su madre ha recorrido hospitales, clínicas particulares, el Servicio Médico Forense, albergues, centros de rehabilitación y calles de distintos municipios del estado, sin obtener una sola pista sobre su paradero. Doña Consuelo asegura que su hijo no tenía enemigos, no consumía drogas ni debía dinero, describiéndolo como “un hombre trabajador, dedicado a su familia”.
Con la voz entrecortada narró que su vida cambió por completo desde aquel día. “Entre nosotros ya no hay alegría, sólo tristeza y la esperanza de volver a verlo”. Asegura que cada noche reza por su hijo y cada mañana su primer pensamiento es para él.
Han pasado cinco años y tres meses desde la desaparición de Daniel. Pese al paso del tiempo, Doña Consuelo no pierde la fe de encontrarlo: “No me cansaré de buscarlo y lo voy a encontrar vivo”. Antes de concluir la entrevista, envió un mensaje a su hijo ausente: “Mi niño, donde quiera que estés, que Dios te cuide, que te ilumine, y que las veladoras que yo te prenda sean la luz que te guíe de regreso a casa.”



