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lunes, noviembre 10, 2025
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El silencio de la tierra triunfa en el Desafío Buñuel México

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Durante 48 horas, cinco equipos de jóvenes cineastas transformaron la ciudad en un set vivo para crear historias llenas de energía y autenticidad, coronando al cortometraje nayarita como el gran ganador del Desafío Buñuel México 2025, alzándose con cuatro premios y consolidando el talento cinematográfico de la región

En 48 horas pueden pasar muchas cosas. Algunos prefieren descansar, otros ponerse al día con pendientes del hogar, trabajo o escuela, o mirar películas desde casa; algunos más deciden ir a lugares cercanos a despejarse, como La Noria o San Blas.
Pero para cinco equipos de cineastas, ese mismo lapso significó una inmersión total en la creación, un torbellino de emociones, desvelo, pasión y, por momentos, auténtico enguasamiento.
Cuarenta y ocho horas que se sintieron eternas y fugaces a la vez. Rieron, gritaron, se frustraron, improvisaron, medio durmieron y medio comieron… todo por un solo propósito: hacer cine.

Tepic se convirtió, una vez más (la tercera, para ser exactos), en ese lienzo cinematográfico donde cada esquina, cada rayo de luz y cada sombra se transformaron en parte de una historia.
Cinco equipos, cinco perspectivas, cinco ideas y un solo reloj en cuenta regresiva: el Rally Cinematográfico del Desafío Buñuel México 2025 llegó a su fin, dejando tras de sí un eco de cámaras, aplausos y nuevas promesas del cine nacional.

Durante estas dos intensas jornadas, los equipos participantes lograron convertir ideas en películas palpables, cada una con su sello y su alma propia:

  • “Por los que se quedaron”, dirigido por Fran Muñoz y protagonizado por Sergio Velasco (Teruel, España);
  • “El silencio de la tierra”, de Rogelio Escatel (Tepic, Nayarit), con Luis Curiel al frente;
  • “El tren (Como el tiempo) pasará”, bajo la dirección de Alejandro Moreno-Novelo y la actuación de Magdalena Caraballo (Puebla y Ciudad de México);
  • “Caelifera”, de Itzel Baltazar, con la participación estelar de Harold Torres (Puebla);
  • y “Soñé que tocaba la batería”, dirigido por Alexei Gudiño y protagonizado por Alejandro Porter (Guadalajara, Jalisco).

En apenas dos días, esas historias tomaron forma entre risas, madrugadas, lluvia de ideas, sudor, presión y, sobre todo, camaradería.
El resultado fue una muestra vibrante de talento que confirma el poder del cine para transformar el tiempo y el espacio.

El cierre del Desafío Buñuel México 2025, en el Teatro del Pueblo Alí Chumacero, fue una fiesta del cine emergente. Las luces se atenuaron, los proyectores encendieron su haz sobre la pantalla y el público contuvo la respiración ante cada historia.
Al final, los aplausos llenaron la noche y los premios comenzaron a escribirse en la memoria colectiva del festival.

“El silencio de la tierra” fue el gran triunfador de la edición, conquistando tanto al jurado como al público con su sensibilidad y fuerza narrativa.
El equipo de casa, los nayaritas, se llevaron cuatro galardones:

  • Premio del Público,
  • Mejor Fotografía,
  • Mejor Actor Revelación (Fénix Luna),
  • y el Premio Silvia Pinal a Mejor Actuación para Luis Curiel.

Desde Guadalajara, “Soñé que tocaba la batería” obtuvo el Premio del Jurado, además de Mejor Montaje y Mejor Dirección, reafirmando que el talento joven vibra con energía en cada rincón del país.

“Caelifera” se alzó con Mejor Guion y el Premio “Emmanuel Medina” a Mejor Diseño de Producción;
“Por los que se quedaron” destacó con Mejor Diseño Sonoro y el reconocimiento a Mejor Actriz Revelación;
mientras que el Premio Honorífico fue otorgado a Noé Padilla, figura clave del cine regional e impulsor de los nuevos talentos locales.

Más allá de los premios, el verdadero logro fue colectivo. Tepic se reafirmó como un territorio donde las ideas se cruzan, donde el arte encuentra su razón de ser en la colaboración y en la búsqueda compartida de sentido.

El Desafío Buñuel México 2025 cerró un ciclo de rodajes y proyecciones y dejó la sensación de que el cine, como la vida, se construye en el movimiento, en el intento y en la mirada del otro; a veces con prisas, con presión, pero siempre con pasión.

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