La capital nayarita atraviesa un momento extraordinario, casi irrepetible, en el deporte profesional.
Tres equipos, tres disciplinas y una misma vibración colectiva: la ciudad vuelve a latir al ritmo del orgullo deportivo.
Los Jaguares de Nayarit, en la Liga ARCO Mexicana del Pacífico, se han ganado un lugar en el corazón de la afición. Cada juego en casa demuestra que ya no son solo un equipo: son un símbolo que empieza a resonar en el béisbol nacional.
En las duelas, Coras Básquetbol persigue el sueño del bicampeonato en la Liga de Baloncesto Profesional. Con paso firme y ya instalados en playoffs, la fortaleza del equipo lo convierte en uno de los grandes favoritos para pelear por la final.
Mientras tanto, en la cancha de futbol, Tigres de Álica vive una resurrección deportiva. Cuatro victorias consecutivas cerraron una primera vuelta brillante en la Liga Premier. La llegada del nuevo cuerpo técnico, encabezado por Irving Rubirosa, transformó por completo al plantel: de ocupar los últimos lugares, hoy caminan con paso decidido hacia la zona de calificación rumbo a la Liguilla.
Tres caminos distintos, con retos singulares, pero que han modificado la agenda deportiva de la capital y, sobre todo, la emoción de su gente.
Todo esto nos devuelve a los días gloriosos de la década de los 80: cuando la Liga del Noroeste llenaba los estadios con los Cafeteros de Tepic; cuando la Segunda División vibraba con los Coras del Deportivo Tepic; cuando el baloncesto del Circuito Mexicano encontraba en Coras un equipo aguerrido y querido.
Hoy, esos recuerdos vuelven a cobrar vida.
Hoy, Nayarit escribe una nueva página en su historia deportiva.
