La batalla en Nayarit rebasó los expedientes judiciales. Es un choque frontal: el poder público busca corregir más de una década de desfalcos contra los intereses que engordaron con el saqueo.
Los golpes saltaron de los tribunales a la prensa nacional y las redes sociales, financiados por quienes temen perder lo que robaron mediante una compleja red de corrupción.
Socios, cómplices y prestanombres del exgobernador Ney González patrocinan el descrédito contra el Mega Operativo Nuevo Nayarit. Apenas se anunció a nivel nacional la recuperación de bienes millonarios del patrimonio estatal, brotaron publicaciones con la narrativa de “acorralamiento”, así como intentos de desviar la atención por parte de alfiles y compadres.
Se trata, en realidad, del esfuerzo estatal más agresivo para revertir la etapa más oscura de la administración pública local. Ney González lleva dos años prófugo. Acumula siete órdenes de aprehensión por delitos del fuero común y federal, pero prefiere litigar su condición desde el anonimato y la propaganda antes que enfrentar a un juez.
La tensión escaló este lunes cuando el exgobernador Antonio Echevarría Domínguez lo llamó “rata de mierda”. El insulto, más allá de la polémica, retrata el hastío social frente al gran endeudador y saqueador de Nayarit.
Las dimensiones del escándalo son monumentales: el operativo recuperó casi 10 millones de metros cuadrados del FIBBA. Son 50 mil millones de pesos en propiedades turísticas malbaratadas. El despojo no fue exclusivo del sexenio de Ney; se ha confirmado que las adjudicaciones ilegales continuaron con Roberto Sandoval.
Estamos ante la mayor recuperación de bienes públicos en la historia reciente del país. Al tocar fibras de poder tan arraigadas, la reacción virulenta era previsible. Los nayaritas debemos ver más allá del ruido. El fondo del asunto no son las filias políticas. Es un proceso complicado, pero indispensable para terminar con la normalización del abuso.
Caiga quien caiga.
