La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentaron los Ficheros de Prácticas Agroecológicas Resilientes (PAR) de café y miel, una herramienta diseñada para apoyar a los productores de estos sistemas, además de los de maíz. El lanzamiento, realizado en un evento reciente en la explanada “Mujeres Rurales” de la SADER, marca un paso importante en la adaptación de la agricultura mexicana frente a los desafíos ambientales.
Los Ficheros de Prácticas Agroecológicas Resilientes son una herramienta técnica y metodológica que sistematiza experiencias exitosas y recomendaciones adaptadas a los sistemas productivos de café y miel, en el marco del acompañamiento técnico de las Escuelas de Campo de la SADER y el PNUD. Las PAR constituyen un conjunto de técnicas locales, tradicionales y científicas que fortalecen la producción ante los crecientes riesgos ambientales y antrópicos derivados del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el manejo inadecuado de suelos y cultivos. Su implementación busca reducir la vulnerabilidad de los sistemas productivos, incrementar la resiliencia ecológica y productiva, favorecer la sostenibilidad económica y social, y complementar las estrategias de gestión del riesgo en el campo. La gestión del riesgo se refiere a las estrategias y acciones para identificar, evaluar y mitigar las amenazas, en este caso, aquellas que afectan la producción agrícola.
Funcionarios de la SADER destacaron que la adopción de estas prácticas es fundamental para avanzar hacia una producción de alimentos sustentable y con mayor capacidad de respuesta frente a fenómenos climáticos. Subrayaron que la iniciativa no solo contribuye a producir más y mejor, sino también a una mayor estabilidad y resiliencia de los cultivos, lo que garantiza un mejor bienestar para las y los campesinos del país y contribuye a la soberanía alimentaria de la nación. La soberanía alimentaria busca garantizar que un país pueda producir, distribuir y acceder a los alimentos necesarios para su población, reduciendo la dependencia de importaciones y fortaleciendo la economía local. Por su parte, representantes del PNUD en México resaltaron el valor de la cooperación para construir herramientas metodológicas que surgen directamente del territorio, enfocadas en reducir el riesgo para las pequeñas y medianas productoras.
La herramienta busca acercar el enfoque agroecológico al trabajo cotidiano con las y los productores, quienes reciben acompañamiento técnico a través de las Escuelas de Campo. Las Escuelas de Campo son una metodología de aprendizaje participativo donde productores agrícolas intercambian conocimientos y experiencias directamente en el terreno, con el apoyo de técnicos. Su objetivo es asegurar que las familias productoras puedan enfrentar con mejores herramientas los desafíos del cambio climático y del mercado, sin comprometer los recursos de las generaciones futuras. Además, los ficheros de PAR permiten vincular la política de resiliencia climática con acciones concretas en las unidades de producción, al ofrecer orientaciones claras y accesibles para la transición hacia modelos productivos más sostenibles, como la incorporación de rastrojos al suelo o la sustitución de insumos químicos por bioinsumos. Se enfatizó también la importancia de estas prácticas en la reducción de riesgos asociados a fenómenos climáticos y eventos extremos en el medio rural.
Isaac Ismael Cauich, técnico de miel en representación de las Escuelas de Campo, compartió su experiencia con apicultoras y apicultores, explicando cómo las PAR se integran en el manejo diario de los apiarios. Señaló que este documento es vital porque, más allá de las palabras, ofrece imágenes y textos que facilitan la aplicación práctica de los conocimientos. En el ámbito del café, el técnico agroecológico Juan Carlos García expuso cómo los ficheros recogen prácticas locales y conocimientos que ayudan a los caficultores a enfrentar plagas, enfermedades y variaciones climáticas, sin comprometer la salud del suelo ni la calidad del grano. Destacó que, desde 2019, han logrado incrementar la producción y mejorar la calidad de los productos.
El evento concluyó con un recorrido y degustación de mieles, cafés y maíces desarrollados en las Escuelas de Campo, lo que permitió visibilizar la diversidad de sabores, saberes y territorios vinculados a estas prácticas.
