Eran las cinco de la tarde en Tepic y, contra la costumbre de esta tierra cálida, el termómetro había descendido lo suficiente como para que el frío se sintiera en los huesos. En el patio de maniobras, el aire fresco de la tarde obligaba a los asistentes a buscar abrigo, un detalle que no pasó desapercibido para Anuar Chalita Agúndez, gerente de Fletes Álica, quien al tomar la palabra bromeó con los presentes preguntando si habían traído suéter. Sin embargo, a medida que avanzaban los minutos, el ambiente gélido se fue disipando, no por un cambio meteorológico, sino por el calor humano de los aplausos y las porras que las familias brindaron a los suyos.
No se trataba de un evento corporativo cualquiera, sino de una pausa necesaria al cierre de un año que el propio Chalita definió como complicado y retador, marcado por crisis, bloqueos carreteros y la inseguridad que acecha en las autopistas. Ahí estaban reunidos, bajo la luz del atardecer, los hombres que mantienen el movimiento de mercancías, acompañados por sus esposas e hijos. La presencia de las familias fue destacada por Rita Navarro Esquivel, accionista e hija de uno de los fundadores, quien recordó que ellas son el soporte vital que permite a los operadores salir cada día con el compromiso de regresar.

El momento más emotivo de la tarde llegó con el reconocimiento a la trayectoria de una vida entera. Salvador León Altamirano, Chava, recibió una ovación por sus 35 años de servicio ininterrumpido, habiendo ingresado a la empresa el 6 de octubre de 1990. Con la humildad de quien ha pasado décadas entre motores, Salvador tomó la palabra para comparar su oficio con la vocación de un médico: “Si te gusta ver sangre, vas a ver sangre; a mí me gusta la mecánica”. Para él, salir a carretera a medianoche para rescatar una unidad no es un sacrificio, sino parte de una labor que, tras tres décadas y media, todavía lo hace sentir bien y con ganas de seguir.

Otra historia que conmovió a los presentes fue la de Luis Enrique Reynoso Rodarte, quien celebró 15 años en la empresa. Su llegada a Fletes Álica no fue convencional; hace tres lustros, su madre lo llevó casi a la fuerza porque, a sus 16 años, andaba “medio perdidón”. Anuar Chalita recordó la anécdota: la madre pidió que lo pusieran a trabajar, y así empezó Luis, lavando camiones. Hoy, aquel adolescente es mecánico A de taller, terminó su secundaria y preparatoria con el apoyo de la empresa, y es un hombre de familia cuyo hijo de siete años ya sueña con seguir sus pasos en el taller.

También se honró a la generación que sostiene la operación diaria. Marco Antonio Ortiz Reyes, Claudio Contreras Ávila y Ricardo Cardona Pérez celebraron 10 años de lealtad. De Marco Antonio se destacó su honestidad y templanza al manejar documentos vitales; de Ricardo, su capacidad para mediar entre las exigencias de clientes como Coca-Cola y las necesidades de los operadores; y de Claudio, su disciplina al volante, siendo reconocido por tener uno de los mejores rendimientos y hábitos de manejo más limpios de la flotilla. Junto a ellos, José Ramón Bustamante Rodríguez fue aplaudido por sus primeros 5 años, pasando de maniobrista a operador titular de una unidad nueva, destacándose por su serenidad y trabajo.

La ceremonia estuvo impregnada de historia y simbolismo. La presencia de Rita Navarro Esquivel evocó la memoria de su padre, don Álvaro Navarro, uno de los fundadores de la empresa. Saludó a nombre de los accionistas y del presidente y vicepresidente de Grupo Álica, Antonio Echevarría Domínguez y Antonio Echevarría García, y reflexionó sobre lo que significan estos aniversarios: “Se dice fácil 35 años, pero son muchos años de esfuerzo y sobre todo de lealtad”. Subrayó que la verdadera fortaleza de Fletes Álica no está en sus camiones, sino en las personas sentadas a la mesa. Agradeció a las esposas e hijos de los operadores por ser el sostén invisible que permite que el trabajo continúe, y anticipando que, ante un 2026 que se vislumbra retador, el grupo saldrá adelante con la misma resiliencia de siempre Junto a ella, Juan Antonio Preciado Echeverría, representando a la tercera generación de la familia Echeverría, reafirmó que el activo más importante del grupo no son los camiones, sino el colaborador y su familia.
Mientras caía la noche sobre Tepic, el evento cerró con la mirada puesta en el futuro. Se anunciaron metas ambiciosas para el 2026, como la certificación en ISO 9001-2015 y la capacitación de operadores en Rcontrol, buscando mayor seguridad y eficiencia. Entre abrazos, fotos y la entrega de gratificaciones, el frío de la tarde se olvidó por completo, probando que en Fletes Álica se transportan mercancías y junto a ellas historias de superación y un legado familiar que, año con año, se fortalece.






