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miércoles, diciembre 31, 2025
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Amarga uva brindis de Año Nuevo

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Entre cajas llenas y pasillos semivacíos, los comerciantes del Mercado Amado Nervo ven cómo la tradición de las 12 uvas pierde fuerza ante un costo que alcanza los 140 pesos por kilo

En los pasillos del Mercado Amado Nervo, el reloj corre más rápido que las ventas. A pocas horas de que suenen las campanadas para despedir el 2025, los racimos de uvas, ese ingrediente indispensable para el ritual de los propósito, lucen impecables en los puestos, pero los clientes se detienen, preguntan el precio y, muchas veces, siguen de largo. La tradición se enfrenta este año a un obstáculo formidable: el bolsillo.

Para los locatarios, la jornada ha sido una prueba de paciencia. La uva, que en otras épocas del año oscila entre los 100 y 120 pesos, ha trepado hasta los 140 pesos por kilo en esta temporada alta. El impacto es inmediato. Amado Cisneros, comerciante del lugar, reconoce que la venta ha caído un 25 por ciento en comparación con lo habitual. “Sí se vende, pero disminuye la cantidad que compra la gente”, explica. Quien antes se llevaba el kilo completo para asegurar la suerte de toda la familia, hoy apenas pide medio kilo o tres cuartos, ajustando los deseos al presupuesto disponible.

A unos metros, la historia de Paola Villanueva refleja la incertidumbre del comercio local. Animada por el movimiento comercial que hubo previo a la Navidad (el día 23), decidió “prevenirse” comprando dos cajas extra de fruta, esperando un repunte similar para el cierre de año. Sin embargo, la realidad ha sido distinta.

“Pensé que hoy iba a ser día bueno, y fíjate que no, muy lenta la venta”, lamenta Paola. Con precios que rondan entre los 124 y 128 pesos dependiendo la calidad, la comerciante ha notado un cambio en la mentalidad del consumidor: ante el costo elevado, muchos prefieren sacrificar el ritual. “Hay gente que al preguntar el precio dice: ‘mejor cambiamos la tradición y hacemos otra cosa’; sinceramente, casi no han preguntado por la uva”.

A pesar del escenario “lento”, la invitación de los locatarios persiste. La uva está ahí, fresca y lista para quienes decidan mantener viva la costumbre de antaño, aunque este 2026 la suerte comience, para muchos, ahorrando unos pesos y buscando alternativas más accesibles en el consumo local.

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