Peloteo | Mutaciones

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Por Heriberto Murrieta

La vida es un constante crecimiento, desarrollo y en algunos casos, radical transformación.

Pepe Segarra pasa del atildamiento, la corrección, el estilo propio muy definido y la preparación exhaustiva para cada transmisión a las leperadas, los albures, la chacota y la improvisación, todo ello en un marco jocoso y bien intencionado dentro de su programa de radio vespertino que recibe el sorprendente nombre de Espacio Deportivo, digo sorprendente porque de lo que menos se habla en la chispeante emisión es precisamente de deportes. La mutación de este excelente cronista deportivo habla de su versatilidad y simpatía.

Otra transformación deslumbrante es la que comentó el cantor de tangos Hugo Jordán, en reciente entrevista para Canal Once. 

Se refiere a la conducta de los argentinos, humildes y sencillos en su tierra, arrogantes fuera de ella. Lo explicó en un contexto agradable y de buena fe. Santafesino de buena fe. 

Y otra mutación llamativa es la que ha experimentado Javier Hernández. Aquel chamaco carismático que en sus inicios despertó enorme simpatía, admiración e ilusión, con el paso de los años cambió en definitiva. Cabe decir que su trayectoria tiene indiscutible valía y mérito. 

Más allá de su intermitente desempeño hasta el momento con el Guadalajara, “Chicharito” robusteció su carácter y definió una nueva personalidad a partir del coaching y se convirtió en una especie de predicador que gesticula, sobreactúa y utiliza un tono aleccionador en sus apariciones en redes sociales, dando la impresión de que se convirtió en otra persona.

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