Tira la casa por la ventana

Sorteo de un automóvil, el festival Álica le canta a Nayarit, un espectáculo de luz, sonido, animación y pirotecnia proyectado sobre Palacio Municipal y baile popular. Así celebró Grupo Álica este fin de semana su 50 aniversario. Su fundador, Antonio Echevarría Domínguez, recibió un regalo de su hijo Antonio Echevarría García: una estatua que le representa en la Monumental Plaza de Don Antonio.

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“En los cumpleaños, en lugar de recibir regalos, deberíamos darlos, sobre todo a nuestros padres, que nos dieron la existencia”, dijo emocionado la noche de este sábado Antonio Echevarría Domínguez, durante el festival Álica le canta a Nayarit, con el que festejó su 50 aniversario el grupo empresarial que dirige. No imaginaba que su hijo Antonio le tendría una sorpresa de cumpleaños el día siguiente.

El presidente del Grupo Álica tenía programada en su agenda para este domingo una comida a las dos de la tarde con accionistas y directivos de las 15 empresas propias y 20 afiliadas. Pero antes de lo previsto le dijo un asistente que la cita se recorría una hora. Su hijo Antonio pasó por él. Minutos después de la una, camino al sitio donde tendría lugar la comida, el conductor tomó una ruta no habitual.  Frente a la Monumental Plaza de Don Antonio se le nubló la vista. Recordó que fue un regalo que hizo a su padre, gran aficionado a la fiesta taurina. Justo cuando las lágrimas se arrepintieron de serlo, la camioneta se detuvo frente al acceso principal de la plaza. Bajó. Lo esperaban, familia, accionistas, amigos, colaboradores.

Ocho meses después de casi no hablar en público como lo hizo durante su mandato como gobernador de Nayarit (2017-2021), Antonio Echevarría García le dijo a su padre que estaba de acuerdo con sus palabras de la noche anterior: que en los cumpleaños había que regalar, más que recibir. Y que por eso quería hacerle un regalo. Por la hazaña de dirigir un grupo que en 50 años pasó de poco más de 100 puestos de trabajo a casi 6 mil. Por aquellos años iniciales donde tuvo crisis de salud por la presión de las deudas para urbanizar Ciudad del Valle. Por ese liderazgo que ha contribuido al desarrollo de Nayarit.

Se desmontó un cubo desarmable y pidió a su padre estirar la cuerda para retirar la tela que cubría una escultura que lo representa. Antonio de carne y hueso vio en el calor del medio día al Antonio de bronce. Otra vez se le nubló la vista y ahora de manera voluntaria evitó que rodaran las lágrimas, pero no la emoción de saber que su hijo hacía lo que él no pudo con sus padres, pese a haberles hecho muchos regalos: dárselos con motivo de su propio cumpleaños, para agradecerles por haberle dado la vida. Una cartera para él, unas flores para ella habrían sido suficientes.

Agradeció a su hijo, a su familia, a sus amigos del alma, reunidos ahí. Recordó el valor del trabajo y el poder del empleo para vencer la pobreza. Posó, con todas y todos los asistentes, al pie del Antonio de bronce. Luego, caminaron todos al Ranchito de Pérez, donde amenizaron banda y mariachi.

“Llevan seis meses de fiesta”, dijeron chocarreros Tilín y Tolón, que animaron el convivio. Y están en lo cierto: han celebrando en grande los 50 años del grupo empresarial más importante de Nayarit.

Eventos deportivos, una espectacular corrida de toros, mega conciertos y rifas han sido parte de los festejos de los 50 años de Grupo Álica.

Empezaron con torneos deportivos, una corrida de toros con un cartel estelar de El Juli, El Conde y El Galo. Luego un homenaje a Juan Gabriel con la Orquesta Sinfónica Juvenil Nayarita. Pero este fin de semana echaron la casa por la ventana, con la rifa de un automóvil entre los clientes de PINSA y el festival Álica le canta a Nayarit.

Álica le canta a Nayarit tuvo como escenario la Plaza Principal de Tepic. Orquesta sinfónica, coro infantil y cantantes interpretaron las más populares canciones sobre Nayarit y algunos temas compuestos por nayaritas. Fue un evento cultural del más alto nivel pocas veces visto en la ciudad, que cuidó todo tipo de detalles, a cargo de talentos locales.

Si la danza es la poesía del cuerpo, con el cuerpo se cantó al origen de México: la peregrinación que saliendo de Aztlán partió hace muchos años con la mira de llegar al lugar donde encontraran un águila devorando una serpiente.

El poema Leyenda y tradición, del santiaguense Octavio Campa Bonilla, fue magistralmente interpretado con declamación, una expresión olvidada.

Algunos pasajes de las vidas del Rey Nayar y Amado Nervo fueron llevados a breves representaciones teatrales en poco más del tiempo que lleva una canción.

Redondo. Cuidado y de extraordinaria calidad.

Al término Antonio Echevarría Domínguez explicó que todos los festejos del aniversario 50 de Grupo Álica se centrarán en expresiones culturales, artísticas y deportivas. “Sigamos cantando a Nayarit. Cantemos”, pidió.

Convertido Palacio Municipal en una gran pantalla arrancó la proyección de un breve recuento de la fundación del Grupo Álica y su crecimiento en cinco décadas. Luego, una oda a Nayarit y a las mujeres y hombres que han asombrado y siguen asombrando al mundo con su arte, su técnica y su obra. También se reconoció a las y los trabajadores de 25 a 62 años de antigüedad en las empresas Álica. Al final, en la cima de las emociones, un juego sincronizado de música y sonido, y un espectáculo de pirotecnia.

A Echevarría Domínguez le habían dicho que la Plaza Principal no era el mejor lugar para un espectáculo así. “Sí lo es. No hay otro mejor”, les contestó. “¿Y si llueve?”, le preguntaron. “Nos mojamos”, contestó. Alguien hizo un pacto con los dioses de la lluvia; lo cierto es que nadie se mojó.

La Plaza Principal fue el mejor lugar porque en lo que es actualmente la Fundación Álica vivieron sus tatarabuelos, bisabuelos y abuelos y desde ahí controlaban comercios que vendían desde un aeroplano hasta un alfiler. En esas calles, Antonio soñó que un día daría vida a muchas empresas y celebraría los 50 años a lo grande. Echando la casa por la ventana.

Lo que nunca siquiera pensó es que su hijo le iba a regalar una estatua.

Pero se la regaló.

Mientas termina de imprimirse Meridiano de Nayarit, Antonio de carne y hueso duerme. El de bronce escucha a Edwin Luna y la Trakalosa, que cierran la Pachanga de La Patrona, en la Monumental Plaza de Don Antonio.

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