Era diciembre de 2004. El doctor Miguel Ángel Navarro Quintero se reunía con un grupo de vecinos de una colonia de Tepic. Ahí, manifestaba su compromiso de colocar al poder al servicio de la gente. La elocuencia de sus palabras no dejaba dudas del significado de tal aseveración: “Voy a luchar con el pueblo porque el poder llegue a servir al pueblo y no al egoísmo y la vanidad”. En ese compromiso se mantiene luego de casi tres décadas de haber expuesto sus ideales. La política implica servir a los demás sin esperar ni las gracias y mantener el alma dulce.
Estamos en elecciones. La cita es de relevancia actual dado el entorno en el que se compite por cargos de elección. ¿Cuál es el motivo por el que tantas personas buscan obtener un cargo público? Algunos personajes buscan obtener cargos para satisfacer su ambición personal. Otros buscan el ejercicio de poder para llenar sus propios vacíos, ocasionados por la vanidad.
Ahora estamos en pleno proceso electoral al que concurren candidaturas locales y federales. Personajes que jamás en su vida habían mostrado interés en el servicio público, ahora se muestran muy interesados en servir a los demás. No obstante, no saben ocultar sus verdaderas intenciones, pues la vanidad escurre por sus rostros adornados con falsas sonrisas.
La cita a las palabras pronunciadas por quien hoy gobierna en Nayarit, tiene la finalidad de poner de relieve la naturaleza de la política. La política exige vocación de servicio, exige una voluntad inquebrantable y firmeza de convicciones. Eso es lo que mostraba Navarro Quintero hace caso veinte años. El mandatario se mantiene firme en sus convicciones esenciales. Ahora, el gobierno del doctor Navarro Quintero es un mandato popular que lleva al poder al pueblo mismo.
Eso es lo que deben poner de relieve los que buscan cargos de elección popular en el actual proceso electoral concurrente. No se trata de satisfacer la vanidad o las ambiciones personales. La política puede implicar hasta la renuncia a ciertos privilegios que derivan del ejercicio del poder, o que se relacionan con el mismo.
El doctor Navarro es figura que se destaca en el ejercicio de su profesión, la medicina. Eso lo recuerdan cientos, miles de pacientes que atendió personalmente. Pudo amasar una inmensa fortuna desde hace muchos años, no obstante, mantiene una vida frugal, sana.
Desde su temprana edad, el doctor Navarro mostró su vocación de servicio y su perfil como líder político. Logró asumir la titularidad del sector salud luego de servir en diferentes espacios directivos. Luego vino su paso por la Cámara de Diputados federal y tras ello obtuvo el cargo de Senador de la República. En todo momento sirvió a la gente, pudiendo aprovechar esas oportunidades para amasar fortunas inacabables.
Para eso debe servir la política, para ser útil a los demás. La política es servir, la política no es carrera para enriquecerse y menos para hacerlo indebidamente. Las razones personales solamente se convierten en estorbo en el ejercicio de la política. El político crece cuando se muestra servicial, se convierte en figura indestructible.
¡Claro que en la escena electoral hay candidatos que han mostrado su vocación de servicio, que han mostrado su lealtad a las causas, a las personas! La idea de lo que es la política ha sido retorcida pero la realidad es que no deja de ser suprema expresión humana. Hay quienes piensan que la política es simulación, mentira, engaño, y traición. No es así. La política es lealtad, es verdad, sobre todo es nobleza.
En la historia política de Nayarit existen ejemplos de personajes que mostraron vocación de servicio. Me puedo referir a líderes sociales, a empresarios destacados, a profesionistas, a personajes de todas las esferas de la actividad social, que han mostrado vocación de servicio. No cabe hacer una lista de esas personas, pero no son pocos, son muchos los nombres de quienes han honrado la esencia de la política. Solamente cito el ejemplo dado por el mandatario estatal Miguel Ángel Navarro Quintero.
Con pasión desbordada, Navarro Quintero expresaba esa esencia de la política, la de servir a los demás. En ese diciembre de 2004, sostenía que “Tendremos que hacer un gobierno que priorice las necesidades de educación, de salud, del campo. Así, porque he estado diciendo en discursos pasados que yo no prometía, que me comprometía. Pero hoy, en base a los que dicen que prometen y que se comprometen, yo quiero decir que no me comprometo, ¡yo me quiero casar con los problemas del pueblo!”.
Sí, sí los hay. Hay quienes se han casado con los sagrados intereses del pueblo, que tienen la firme voluntad, inquebrantable, de ser útiles a los demás. Esa es la política, es casarse con las necesidades del pueblo, con sus legítimas aspiraciones, con sus exigencias, con las demandas del pueblo.
Es deseable que triunfen y sobresalgan aquellos que buscan cargos públicos para servir a los demás. La vanidad también es un derecho, pero no sirve a los demás. Las ambiciones personales también pueden ser legítimas, pero no son expresión de la esencia política, sino que se coloca en sus antípodas.
La democracia es política. Aún sin partidos políticos, aún sin clase política, quienes muestran la esencia de la naturaleza política, merecen arribar a los cargos públicos. Hacer política, es hacer democracia. Ciertas son las palabras de Abraham Lincoln: “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.