La oposición es indispensable en un sistema democrático, pero no una oposición cualquiera. En la realidad mexicana, ¿dónde está la oposición y oposición a qué? Tanto PRI como PAN están en manos de agentes externos y de mercachifles. Así, el papel opositor no puede estar en peores manos. La imbecilidad está en grande. No hay crisis, sino muchos, muchísimos asnos, diríase parafraseando al buen Sartori de 1994 en México.
La bazofia se ha impuesto en el escenario electoral-gubernamental al menos desde el año 2000. Ese año, el PAN postuló a un mentecato a la Presidencia (Fox) y lo peor de todo, ganó. En 2006 se apuntaló la candidatura de Calderón con millonada de dinero y la inmundicia se instaló como ideología. En 2012 ganó el dinero aplicado a la enésima potencia. Es hasta 2018, cuando inicia un proyecto de gobierno movido por ideas, no por boñiga ni por dinero.
En ese contexto debe leerse lo que ocurre con el PAN y el PRI. El destino del PRD está cantado: la fosa común. Cuando se habla de oposición, pensamos en PAN y en PRI. ¿Es la oposición que necesita el sistema democrático? ¿Estamos ante una oposición de alcantarilla? ¿En manos de quienes está esa “oposición”?
Un ex candidato presidencial en parte tiene la palabra. Me refiero a Francisco Labastida Ochoa, quién se refirió al presidente del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno. Al hablar del presidente del PRI, dijo “nada más”: «“Alito” es una cucaracha, sinvergüenza y corrupto». No se anduvo por las ramas.
La irracional razón de tal exabrupto se relaciona con la intención del actual presidente del PRI de perpetuarse en el cargo. El ruidoso pleito se registra sobre la tumba de un PRD que se acabaron por la ruta de la endogamia. Eso sí, los que mataron al PRD tienen sus cuentas bancarias bien gordas, gozando de cabal salud. En el PRI no han visto las barbas del PRD ya cortadas.
En el Partido Acción Nacional, el pasto no crece más verde. Su presidente también intenta mantenerse en el cargo para lograr más de sus propósitos personales. Los dinosaurios albicelestes refunfuñan. La diferencia con el PRI es qué en el PAN, hasta donde se sabe, al ocupante de las oficinas centrales no se le ha comparado con los citados blatodeos. Otra extinción: murieron los dinosaurios, pero no las cucarachas.
En realidad, los resultados del 2 de junio son razón de sobra para que los presidentes de ambos acrónimos dejasen esas representaciones. El PRI se derrumba luego de que el pueblo de México, “haiga sido como haiga sido”, le dio una segunda oportunidad en 2012. El PAN, por su parte, obtiene los resultados de un manejo externo que burló leyes, la Constitución y lógicamente los estatutos y los principios declarados que fueron registrados a nombre del partido homónimo del básico alimento.
La candidata a la presidencia de la República de la triple alianza PRI-PAN-PRD, Xóchitl Gálvez, fue mortal. Mató un acrónimo y a los otros dos los dejó boqueando, gravemente heridos. La manipulación desde el exterior a las presidencias formales de los tres acrónimos, evidentemente hizo y sigue provocándoles graves daños. Los adinerados bárbaros defecaron sobre principios ideológicos y usaron como papel higiénico cada una de las páginas de sus estatutos.
Los críticos de las presidencias del PRI y del PAN, tampoco ganan en el plano moral. Los que ahora critican a los directivos del PRI y del PAN, dejaron que sus siglas fueran manoseadas y penetradas por intereses ajenos a programas de acción. Nada dijeron cuando los presidentes de esas siglas iban entregando el cuerpo de los dos acrónimos “del brazo y por la calle”, babeando por su prometedor futuro personal.
Tarde llegan los defensores de las siglas PRI y PAN. Del PRD ni hablar: hasta tarde se había hecho para que de plano perdiera el registro. Los rebeldes defensores del PRI y del PAN pretenden rescatar a un enfermo grave y a otro que está cerca de la tumba. Ya pa’ qué.
Lo que ocurre con los adalides que defienden la honra del PRI y del PAN y que ofrecen hasta himeneo, recuerda lo que dice Marx en su 18 Brumario: “Por fin, pudo casarse con la novia, pero sólo después de que ésta había sido ya prostituida”. ¡Tardaron seis años en darse cuenta de que el PRI y el PAN habían caído en manos de farsantes, simuladores, hipócritas! Son lentos, y lo son en serio.
Una pregunta se impone en tales condiciones: ¿es posible presentar una propuesta opositora con esos despojos? Ambas alineaciones, en el PRI y en el PAN, carecen de un discurso opositor con calidad moral, con fuerza política y con credibilidad ciudadana. Ni PAN ni PRI, en las actuales circunstancias, pueden actuar como confiable fuerza opositora. ¿Qué hacer?
El PAN fue corrompido con la presencia de “pragmáticos” y derechistas vulgares como Fox y demás. Ya no queda nada del PAN al que Octavio Paz reconocía por sus intachables “credenciales democráticas”. El PRI de los “sabios dedazos” y de la “dictablanda” se convirtió en el PRI de las lealtades perrunas, la endogamia y el vaciamiento ideológico. Esto último ya es decir muchísimo, si nos atenemos al dicho de Carlos Castillo Peraza: la ideología del PRI es meteorológica, pues cambia lo mismo que el clima.
Una opción potencial de oposición, podría representarla Movimiento Ciudadano. No obstante, resulta en extremo complicado pensar en un partido de oposición cuando al seno de esas siglas se impone la voluntad de un monarca, el veracruzano Dante Delgado. En lo esencial, por las venas de MC corre sangre compatible con la del PRI de hoy y con la del PAN de hoy. En el mejor de los casos, MC puede ser un contrapeso, pero no oposición.
Creo que el PRI y el PAN deben procesar sus conflictos como Dios les dé a entender. En ambos casos, aplica la divisa bíblica: “… deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22). Entonces, en tales condiciones, ¿qué hacer? Una oposición que solamente vela por intereses particulares y que no ofrece alternativa alguna, no sirve ni a la democracia ni a la gente.
¿Cómo generar la oposición que requiere la democracia? Quizá la respuesta la encontremos en la historia. Un referente pronto y expedito: veamos lo ocurrido con el debate de 1933 sobre la reforma al tercero constitucional para endilgar a la educación de México, la etiqueta de “socialista”. Entonces no había ni PAN, ni Morena, ni PT ni nada más que lo que era PNR, el abuelo del PRI.
Antes de aprobar la reforma constitucional para abrir las puertas a la “educación socialista”, se registró un debate dentro y fuera del recinto legislativo. El debate fue tan intenso que los choques se dieron entre los integrantes de la misma fuerza política, la del PNR. Por ejemplo, Luis Enrique Erro, reclamaba delimitar el concepto “socialista” para evitar confusiones futuras. En los debates se eximió de responsabilidades: “Si alguno de ustedes, señores diputados, quiere atar a los pies del general Cárdenas un grillete comunista, que lo haga; pero no con mi asentimiento”. Por su parte, Manlio Fabio Altamirano confesaba que Elías Calles se habría referido al tema con “estas o parecidas frases”: “Es obligación de la Revolución Mexicana apoderarse de la niñez y de la juventud, a la cual entregaremos la bandera de la Revolución”. El mismo Altamirano consigna que en la ciudad de Monterrey, días antes de la sesión en la que hablaba, Calles declararía que, “El capitalismo, la burguesía y el clero de Monterrey, no han sabido comprender las franquicias que el gobierno les ha otorgado, y están combatiendo al gobierno revolucionario”.
La fundación del PRI fue promovida por Plutarco Elías Calles y concretada en 1929. Fue tan acalorado el debate al seno del PNR, que este se convirtió en PRM con Cárdenas y con Manuel Ávila Camacho, en PRI.
De ahí pueden extraerse al menos una respuesta. ¿Dónde puede estar la oposición a Morena? No hay más que una sola respuesta y esta puede argumentarse y debatirse, se argumentará y se debatirá. Por su bien, la oposición a Morena solamente podrá y deberá salir de Morena.