Contrario a ver la luz, el panorama en Venezuela cada vez se torna más oscuro, siendo que Nicolás Maduro insiste en mantener la posición al declararse ganador en la pasada contienda electoral por la presidencia del país, en tanto que la oposición, con el respaldo de gobiernos y organismos internacionales se niega a aceptar una derrota que, -de acuerdo a los documentos que obran en su poder-, nunca existió, toda vez que el conteo de votos los favorecen.
El asunto es que la crisis política en Venezuela continúa sin resolverse. El Tribunal Supremo de Justicia, próximo al oficialismo, convalidó la victoria de Maduro en las elecciones del 28 de julio, siguiendo así lo anunciado por el Consejo Nacional Electoral, donde resultó electo el ciudadano Nicolás Maduro Moro. Sin embargo, la oposición asegura que según el 80% de las actas que pudo recoger, el claro ganador es Edmundo González y reclama al Consejo Nacional la publicación de estos resultados.
Mientras tanto, la comunidad internacional intenta mediar, pero sus propuestas han sido rechazadas por el momento. Y la vasta mayoría de los venezolanos ven que, como pasó en años anteriores, la crisis humanitaria se puede profundizar si no hay soluciones políticas. Por eso nos preguntamos, ¿qué viene ahora? Aunque cada escenario está lleno de matices y puede que incluso se mezcle uno con el otro, se pueden abordar tres posibles escenarios hacia los que puede derivar esta situación.
El primer camino que ponen sobre la mesa los expertos consultados por BBC Mundo es que la situación se mantenga más tiempo tal y como está. El gobierno de Maduro parece interesado en prolongar el estado actual. Ahora mismo su poder sigue fuerte, ya que la coalición de fuerzas institucionales que ahí lo mantienen, entre ellas las Fuerzas Armadas, sigue cohesionada. Con esto pretende varias cosas. Que la oposición se refugie ante la presión política, judicial y policial. Que la comunidad internacional pierda el interés y que la gente tenga que resignarse a resolver su día a día. Pero para esto el oficialismo necesita ganar tiempo. En crisis anteriores el chavismo logró hacerlo, aunque los hay que creen que en esta ocasión es diferente. Para Jesús Torralba, un activista ex directivo de la oposición, en este momento el gobierno no tiene ya tanta fuerza y está a la defensiva, mientras que la oposición es la que está a la ofensiva. La oposición parece contar con más fuerza que en anteriores ocasiones. Está unida, tiene respaldo internacional y publicó unas actas que respaldan su denuncia de fraude. Según Mariano de Alba, un abogado próximo a la oposición y experto en diplomacia, el gobierno de Maduro está dispuesto a profundizar el autoritarismo, si tiene que hacerlo para tratar de mantenerse en el poder. Aunque cree que el gobierno prefiere mantener las cosas tal y como están para evitar las reacciones y decisiones que esto podría traer y que aumentarían el descontento entre la población. Mientras tanto, los venezolanos ven cómo siguen empeorando los servicios, la pobreza, la salud, la educación y la violencia.
El segundo escenario que plantean los expertos es que el gobierno opte por una crisis más aguda. Aunque esto significa aceptar que les apliquen más sanciones económicas, que les impidan la venta de petróleo o los obligue a venderlo más barato, afectando esto a su flujo de caja, también es posible que sus familias en el extranjero sean perseguidas por autoridades internacionales y que no sólo los líderes, sino también militares, medios y funcionarios públicos vean sus propiedades y visas congeladas. A su vez, si ocurriera este escenario, se podría traducir en que el gobierno radicalizara su respuesta, pero no sólo en contra de la oposición y sus activistas, como ya se denunció estos días, sino también hacia la población en general. Los expertos apuntan a que podría llegarse a la situación en que los ciudadanos fueran incapaces de manifestar sus opiniones en público, acceder a redes sociales u organizarse en comunidad para resolver problemas cotidianos.
Y si llegara a producirse esto, creen que significaría un aislamiento casi total de Venezuela y se agravaría profundamente la crisis migratoria, afectando por tanto a los países vecinos. Los hay que ven incluso, en los casos de Cuba o Nicaragua, ejemplos de lo que podría ser una profundización del autoritarismo en Venezuela, con una oposición anulada y elecciones sin competencia. Aunque el tamaño y la influencia de Venezuela hacen que las consecuencias puedan ser mucho más complejas. Es la opción que los expertos consideran la menos probable, al menos hasta el momento, pero no podemos descartar que se acabe produciendo una transición política.
Según el abogado Mariano de Alba, la oposición está apostando a que se produzca un quiebre dentro del gobierno y Maduro se vea obligado a negociar su salida. Hasta el momento parece difícil, salvo que la crisis se deteriore o se produzca un estallido social de la magnitud del Caracazo en 1989. En este caso es posible que el apoyo a Maduro entre militares y funcionarios se resquebrajara. Además, en medio de una crisis económica, evitar las deserciones es más complicado.
Es entonces donde entra en juego la posibilidad de una transición política y de las negociaciones. Es lo que cree el político y periodista venezolano Juan Barreto, quien trabajó durante años para el chavismo, pero que desde 2015 se mostró crítico con el gobierno de Maduro. Según Barreto, la situación actual se definiría como un, abro comillas, empate catastrófico, donde cada una de las partes tiene que ceder un poco si es que quieren llegar a una solución para Venezuela. Y en esta línea creen que la oposición no puede exigir que Maduro acepte su derrota antes de negociar, ya que según él, la única carta de negociación que tiene el presidente venezolano es precisamente el poder político. En este escenario de incertidumbre es cuando entra en juego el rol que puede ejercer la comunidad internacional. Principalmente Colombia y Brasil, al estar liderados por los izquierdistas Gustavo Petro y Lula da Silva, quien tienen vías de diálogo con el chavismo. Han propuesto soluciones como unas nuevas elecciones o un gobierno de cohabitación transitorio, pero por el momento, tanto el gobierno de Maduro como la oposición han rechazado estas iniciativas. Sin un acuerdo o negociaciones a la vista, parece que la solución política para Venezuela está lejos de descifrarse.
@salvadorcosio1