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viernes, agosto 1, 2025
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Promesa y amenaza, el presente, su futuro

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Fue una promesa y una amenaza. Hoy se expresa en ambos términos: me refiero al internet. Ya antes nos hemos referido a esa “fascinación aldeana” que despertó, en algunos, la irrupción de internet en general y de las redes sociales en particular. De la misma manera, hemos insistido en la amenaza de manipulación presente en las redes, en internet. La fascinación aldeana, evoluciona para convertirse en perversión urbana: no para todos.

La presencia de intereses oscuros no es algo que surge con internet o las redes. La vitriólica ironía, el sarcasmo agudo, o la calumnia y la difamación son parte de la historia de todos los tiempos. Las evidencias podemos encontrarlas en la literatura de toda especie. En los Proverbios (versículo 6:19), se hace referencia al tema que nos ocupa: “El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos”. Con la aparición de internet no nace el chisme, ni la calumnia, ni la difamación.

La propagación de chismes, ese deporte consistente en tirar légamo y guano contra otras personas, se desarrolló hasta alcanzar la categoría de estrategia para “ganar” alegatos. Desde la invención de la erística, si hay algo que sobra en el mundo, es la razón; la soberbia es inmejorable caldo de cultivo.

Existe otro espacio donde las estratagemas erísticas se despliegan en el caldo de cultivo de la postmodernidad: internet. En su edición de julio de 2015, la revista “nexos” publicó la traducción de un breve ensayo elaborado por Michelangelo Bovero, con el título “El paraíso de los cobardes”. La traducción desde el italiano debe agradecerse a la excelente escritora Sara Hidalgo.

Procede, como siempre, una breve digresión antes de entrar al núcleo del asunto. El brillante escritor Robert Darnton, publica en 1995 una obra que nos revela que las “novedades” de hoy son novedades con siglos de antigüedad. Me refiero al libro “El libelo político”, del que la revista “nexos” publica en 1995 (agosto) en elocuente traducción de Antonio Saborit. Nos dice Darnton que “Tal vez los libelles de las décadas de los setenta y ochenta del siglo XVIII pertenezcan a una vieja variedad del enlodamiento, que debería dejarse en la alcantarillada, a donde pertenece”. Esas inmundicias no solamente no se han retacado a los albañales, sino que ahora hasta se han rebautizado como “postverdades”.

Las post verdades invaden los vastísimos territorios de internet. En una especie de respuesta de quórum, se forman pequeños caseríos en las redes sociales, tribus, clanes, pequeños pueblos en vilo. La endogamia se impone en las redes sociales y estas se presentan como inmejorable oportunidad para investigar todo tipo de enfermedades mentales.

Lo que ocurre en internet no se debe generalizar, de ninguna manera. No obstante, se requiere caracterizar en una de sus vertientes, la de los intereses ocultos que manipulan percepciones. En contraste, el debate, la deliberación pública de asuntos públicos, basados en el respeto mutuo (lo que no excluye ni a la ironía ni a la mordacidad, ni al sentido del humor), no logran prosperar.

Quienes apuestan a las descalificaciones en las redes sociales, en internet, quienes le apuestan al insulto, al improperio y al exabrupto ad hominem, carecen de argumentos. Cuando se carece de razón, se insulta, se ofende o se recurre a la antigua estratagema del chiste bobo o autoflagelante.

El ensayo de Bovero, nos acerca de manera brillante a la problemática que significa la contaminación de internet. La post verdad es una forma de contaminación. Contamina lo que podría haber sido el mejor espacio para la deliberación democrática, racional, respetuosa. Creo que a eso se refiere Bovero y conviene compartir algunas de sus reflexiones. Estas son algunas de sus tesis en las que conviene profundizar para estar en condiciones de hacer algo al respecto:

Uno. «Internet, la gran “red global” (el significado de las siglas www) no es la tierra prometida de la democracia, como podría parecer bajo una mirada ingenua o superficial».

Dos. «… muchos estudiosos han observado cómo el vasto océano de la comunicación política 2.0 inevitablemente tiende a fragmentarse en una multitud de círculos cerrados, autorreferenciales, propensos a convertirse en grupos identitarios excluyentes y a menudo belicosos, entre los cuales los intercambios son limitados, esporádicos y difíciles, si no es que del todo ausentes».

Tres. «Lo he dicho desde hace mucho: la democracia necesita un espacio donde la discusión y la deliberación pública sea institucionalizada; y, por ende, efectiva y permanente, en vez de incidental y eventual. Sobre todo, necesita de un espacio donde dicha discusión no sea selectiva y casual, sino inclusiva de todas las opiniones alrededor de las cuales se haya formado un consenso significativo. Este espacio es el Parlamento; no es y no lo puede ser la red. La democracia es el Parlamento».

Cuatro. «… la e-democracy, entendida como democracia directa, es una ilusión y un engaño. La voz de la red no es la voz del pueblo».

Cinco. Bovero se refiere a un hecho matemáticamente comprobado: la red no es la voz del pueblo. Él mismo señala que en algunas ocasiones sí puede ser la voz del pueblo, «A veces, incluso, (en formas) bastante peligrosas: cuando se manifiesta como la voz de una sola multitud homogénea, encabezada por demagogos más o menos diestros, y lista para exaltar o condenar, para aclamar o linchar».

Seis. «Pensemos, por ejemplo, en las llamadas primaveras árabes. Pero inmediatamente llega a la mente el enfriamiento islamista que les siguió. La red y las TIC quizás puedan servir, incluso, para desmantelar dictaduras: pero no bastan para fundar la democracia».

Siete. «En suma: el valor de la red y de las TIC es ambiguo. La red es una extraordinaria galaxia de oportunidades, y al mismo tiempo un terreno minado de engaños insidiosos».

Ocho. «Pero muchos instrumentos con los cuales navegamos en la red favorecen formas de expresión abreviadas, comprimidas, más parecidas a eslóganes comerciales que a conversaciones racionales. Temo que el uso de Twitter invite a la desertificación de la sinapsis y a la desecación de las neuronas. Y parece afirmarse en un modo disimulado y superficial la idea de que la democracia es algo parecida a la suma algebraica del “me gusta” y “no me gusta”; un agregado público de idiosincrasias privadas, de pulsiones emotivas y extralógicas».

Nueve. «Una vez más, se podría pensar: ¿qué mejor oportunidad, si no aquella que ofrecen la red y las TIC a los navegadores hábiles de descubrir y volver públicos los secretos inconfesables de los poderosos?».

Diez. «Incluso la transparencia tiene límites. No es lícito volverlo todo público. No toda difusión de la información es un servicio democrático. Al contrario: en ciertos casos, la violación de los límites entre público y privado, la publicación de aspectos de la vida privada de las personas –más allá de ser en sí mismo un acto ilícito, una lesión a la libertad individual– puede también ser un atentado en contra de instituciones democráticas. Es precisamente el caso de emisarios del poder oculto que capturan momentos de la vida privada de personajes públicos, y salvaguardados en la sombra del anonimato que ofrecen las redes, los difunden para desacreditar su reputación. En estos casos uno debe preguntarse, antes que cualquier cosa: ¿cui prodest?, ¿a quién le favorece?»

Once. «Así, a la horca mediática se le ofrece una víctima, mientras que el culpable de la violación ilícita de los límites entre lo público y lo privado se ríe desde su lugar seguro. En ciertos casos, la red se transforma en el paraíso de los astutos y los cobardes. En palabras de Hegel: “Ningún gran hombre lo es para un miserable que lo espía desde el agujero de la cerradura; pero no porque el primero no sea realmente un gran hombre, sino más bien porque el segundo es realmente un miserable».

Doce. «A medio camino entre un rebaño de ovejas y una manada de lobos; rápidamente unidos en tropa y hábilmente encabezados por demagogos viejos y nuevos. Un gran demócrata italiano, Aldo Capitini, ha escrito: “Las multitudes siguen a quien da fuerza a sus propias perversiones”. A propósito: Capitini se refería a los fascistas».

Trece. «La democracia es incompatible con la acción gregaria. La democracia (en su forma ideal, desde luego) es una asociación de espíritus libres. La red es un medio ambiguo: puede ser un campo de libertad o de gregarismo. Nos toca a nosotros escoger».

Me parece error grave que se apele al recurso de la web para hacer daño a las personas. Los cobardes, que tiran la piedra y esconden la mano, están a la vista de todos. Malamente se olvida algo que ha sido verdad la mayor parte de las ocasiones: el que a hierro mata, a hierro muere. Dicho de otra manera: quienes hoy hacen el papel de matanceros, mañana harán el papel de las reses. Lamentable, olvidada y triste historia de ayer, hoy y mañana. Miserable es el ciclo de las venganzas y os paredones.

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