7.7 C
Tepic
sábado, agosto 2, 2025
InicioPortadaFestival del Viento: comunidad, técnica y presencia en Bucerías

Festival del Viento: comunidad, técnica y presencia en Bucerías

Fecha:

spot_imgspot_img

Durante tres días —del 16 al 18 de mayo— la costa reunió a atletas nacionales e internacionales que practican kiteboarding, wing foil y otras disciplinas

Las playas de Bucerías no se ven igual cuando más de 300 cometas trazan su vuelo sobre la bahía. Desde hace más de una década, cada mes de mayo, esta localidad de la Riviera Nayarit se convierte en sede del Festival del Viento, una de las competencias de deportes acuáticos más relevantes del país.

Durante tres días —del 16 al 18 de mayo— la costa reunió a atletas nacionales e internacionales que practican kiteboarding, wing foil y otras disciplinas. En su décimo cuarta edición, el evento atrajo a competidores de diez países, consolidando su alcance global.

Uno de ellos fue Enrique Ramírez Tapia, tapatío de 29 años que inició en el mar a los 14 gracias a una tabla desechada que decidió reparar. Esa curiosidad lo llevó a formarse como instructor de surf y, más tarde, a integrarse al mundo del kiteboarding con la familia TRON, un grupo de riders que marcó su trayectoria.

Foto: Oleaje Marino (Olea)

“Estudié pesca y navegación. Siempre he estado cerca del agua”, cuenta. Su relación con el mar va más allá del deporte: “Aquí trabajo, me divierto y me reencuentro conmigo mismo”.

Este año participó por primera vez en un recorrido downwind con wing foil, enfrentando tres kilómetros con viento en contra. “No fue fácil, pero se logró”, resume.

Enrique tiene claro su objetivo: impulsar esta disciplina aún emergente en México. “Hay muy pocos riders dedicados al wing foil. Quiero ayudar a abrir ese camino”.

Para él, este tipo de deportes no solo exigen técnica, también modifican la forma de estar en el mundo. “Yo era alguien siempre apurado. El kite me enseñó a estar presente. En el agua todo pasa rápido, y cuando estás en el aire, todo se detiene”.

Otro participante, Andrés Tapia, de 32 años, coincide en esa transformación. Practica distintas categorías, entre ellas Freestyle New School, Freestyle Old School y Downwind. Descubrió el kiteboarding después de haber probado el wakeboard a los 11 y otras disciplinas acuáticas.

Foto: Oleaje Marino (Olea)

“El kite fue una síntesis de lo que ya me gustaba: el mar, el viento y la tabla. Desde el inicio me identifiqué completamente”, explica.

Andrés describe el deporte como una práctica que exige atención total: “Moverte solo con la fuerza del viento te conecta con el entorno. Es un deporte de riesgo que te exige concentración total. Es como una meditación”.

Con el tiempo, ha logrado dominar el momento en el aire. “Al principio todo era confuso. Ahora lo vivo con más claridad. No pienso demasiado, solo ejecuto. Porque en este nivel, una mala caída puede costar caro”.

Ambos deportistas afirman que el mar les ha cambiado la vida. Enrique abandonó la prisa; Andrés aprendió a respirar diferente. “Me dio claridad y paciencia. También me ayudó a valorar más mi país. Gracias al kite he recorrido México y conocido a personas extraordinarias”.

El ambiente del festival también es parte del atractivo. “No hay egos ni estereotipos. Aprendemos unos de otros. Es como una segunda familia”, dice Enrique. Andrés lo respalda: “Necesitamos del otro para despegar o aterrizar. Desde ahí empieza la comunidad”.

Ese sentido colectivo distingue al Festival del Viento. La competencia ocurre, sí, pero el eje es el respeto por el mar, por el viento y por quienes lo practican. Bucerías, con sus amplias playas y su viento constante, ofrece un entorno técnico que obliga a leer bien las condiciones, según explican los participantes.

“El viento en esta bahía es impredecible. Eso nos ha hecho mejores”, comenta Andrés. “Hay un fenómeno térmico que lo hace especial. No es tan fuerte como en otros lugares, pero sí más retador”.

Foto: Oleaje Marino (Olea)

Ambos han sido testigos de la evolución del festival. Andrés lo ha seguido desde sus primeras ediciones. “Es el evento más longevo de su tipo en México. Ya vemos competir a hijos de quienes comenzaron aquí. Se ha vuelto una tradición”.

Para terminar les preguntao qué le dirían a un niño o niña que los mirara desde la orilla, ambos responden sin dudar:

Enrique: “Lucha por tus sueños. Pero entiende que este deporte exige constancia. Detrás de cada maniobra hay muchas horas de práctica”.

Andrés: “Que se atreva. Tal vez esto le cambie la vida, como me la cambió a mí”.

Fotos: Oleaje Marino (Olea)

Más artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí