En Tepic todos abrimos la llave y esperamos que el agua salga. Pero pocos —muy pocos— se preguntan a qué costo. Lo cierto es que el Sistema Integral de Agua Potable y Alcantarillado de Tepic (SIAPA) enfrenta una crisis estructural. Y no porque se administre mal —que ya sería fácil de resolver—, sino porque opera con ingresos limitados, obligaciones crecientes, rezago acumulado y una enorme indiferencia social.
Tarifas congeladas por cálculo político
Desde hace más de cinco legislaturas, el Congreso del Estado de Nayarit ha negado sistemáticamente al SIAPA los ajustes tarifarios que propone cada año. Alegan “proteger a la ciudadanía”, pero lo que realmente protegen es el voto electoral, manteniendo el costo del agua artificialmente bajo para no pagar el precio político de autorizar un incremento.
Eso suena noble… hasta que te das cuenta de que están financiando esa supuesta protección con el colapso operativo del organismo.
Operar con menos de lo que cuesta
El SIAPA no tiene subsidio estatal, ni ingresos extraordinarios, ni margen de maniobra fiscal. Vive únicamente de lo que cobra, y cada vez cobra menos:
- Porque las tarifas están congeladas desde hace más de una década.
- Porque una parte importante de la población no paga, y no podemos cortarles el servicio por ley.
- Porque no tenemos facultades para cobrar como autoridad fiscal.
¿Y cuánto cuesta operar? Mucho más de lo que se cree:
- Cada metro cúbico extraído de pozo profundo requiere electricidad. En promedio, 0.664 kWh por m³.
- Con tarifas industriales de la CFE que han superado los $2.80 por kWh, el solo costo energético por m³ ronda los $1.86 a $2.00 pesos.
- En conjunto, el rubro de “Servicios Básicos” asciende a $136 millones de pesos, y representa más del 26 % del presupuesto anual del organismo, siendo el segundo gasto más importante después de la nómina.
Y eso es solo para que el agua llegue. No se incluye la cloración, los químicos, las reparaciones, ni el tratamiento posterior.
Una ciudad tandeada, redes colapsadas y pozos extenuados
- Los pozos están sobreexplotados, los tableros eléctricos se queman, y los sistemas de bombeo operan en condiciones críticas.
- Como no hay suficiente agua ni capacidad instalada, el tandeo no es una opción: es una necesidad operativa, técnica y energética.
- La red hidráulica es obsoleta: hay fugas que significan hasta el 40 % del agua producida, y no hay recursos para rehabilitarla, solo para parcharla.
Y sin embargo, con todo este esfuerzo técnico, el metro cúbico de agua se cobra en promedio en $4.60 pesos, mientras su costo real está entre $6.50 y $7.00 pesos. ¿Cómo se cierra esa brecha? No se cierra. El organismo la absorbe… hasta que ya no pueda más.
La narrativa fácil: “que se bajen los sueldos”
Cuando se habla de finanzas del SIAPA, muchos ciudadanos tienen una respuesta inmediata: “¡Que se bajen los sueldos!”. O peor aún: “¡Si ni pagan la luz!”. Pero nadie pregunta si ese sueldo sostiene a familias que trabajan 24/7 para garantizar agua en cada barrio. Nadie pregunta cuánto pagamos de energía, ni cuánto nos cuesta mantener pozos que se tapan o tableros que se queman con los apagones.
La ciudadanía no quiere saber si sobrevivimos o no. Porque les conviene no saber. Porque la narrativa cómoda es que “el agua es un derecho”, y eso significa que debe ser gratis, sin importar que producirla y llevarla hasta sus casas cueste millones de pesos cada mes.
A pesar de todo, el agua sigue saliendo
Con todo este escenario, la actual administración del SIAPA Tepic ha hecho milagros.
Se han mantenido los servicios, se han estabilizado zonas críticas, se ha recuperado presión en puntos clave y se ha enfrentado con dignidad una estructura que invita a tirar la toalla.
Pero el margen de resistencia se agota. Sin ingresos suficientes, no se puede invertir. Sin inversión, no se puede crecer. Y sin crecimiento, todo lo demás es parches.
¿Quién está dispuesto a decir la verdad?
Los diputados no. Porque decir que el agua cuesta y debe pagarse es impopular.
Los líderes vecinales tampoco. Porque es más cómodo decir que todo es culpa del SIAPA.
Y la mayoría de los ciudadanos, menos. Porque mientras el Congreso les siga solapando el privilegio de no pagar el verdadero costo del agua, ¿para qué cambiar?
Pero la verdad es esta:
En Tepic, no pagamos el costo real del agua. Y eso nos llevará, tarde o temprano, al colapso.
¿Y después qué?
Podemos seguir así otros tres años, hasta que el sistema truene. Y entonces vendrán las propuestas mágicas:
- Crear un nuevo organismo, sin pasivos, sin sindicato, sin historia.
- O bien, privatizar el agua, como ya se ha hecho en otras ciudades del país.
Ambas opciones son radicales. Pero ambas son posibles si el Congreso no cambia su visión y la sociedad no asume que garantizar agua no es gratis. Es caro. Y es responsabilidad de todos.
El agua es política. Siempre lo ha sido. Pero mientras sigamos disfrazando el oportunismo electoral de empatía social, mientras sigamos pensando que el SIAPA puede funcionar con milagros y voluntad, el resultado será el mismo: un organismo debilitado, una ciudad sin infraestructura, y una sociedad que no quiere hacerse cargo.
La pregunta no es si el SIAPA aguantará. La pregunta es: ¿por qué queremos que aguante así?