7.7 C
Tepic
martes, agosto 19, 2025
InicioNayaritMuestran radiografía económica estatal

Muestran radiografía económica estatal

Fecha:

spot_imgspot_img

Casi 86 mil establecimientos, más de 369 mil personas ocupadas y un nuevo mapa económico que confirma lo que muchos ya intuían: el comercio manda, las mujeres avanzan, la informalidad crece y la tecnología aún no despega

En Nayarit, todo parece moverse con calma. Las calles, las plazas, los negocios de siempre. Pero detrás de esa rutina se está gestando una transformación silenciosa que ya está quedando registrada con rigor: la de su economía. Y no se trata de teorías, sino de los resultados definitivos del censo económico más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que revelan con precisión de bisturí cómo se está reconfigurando la actividad productiva del estado. Aunque muchas cosas parecen no cambiar, el tejido económico muestra otra historia: una más dinámica, desigual y llena de matices.

Al 31 de diciembre de 2023 había en el estado casi 86 mil establecimientos en funcionamiento y más de 369 mil personas ocupadas en ellos. La mayoría eran negocios pequeños, de barrio, familiares o personales. Microempresas que emplean hasta diez personas y que por sí solas conforman el 96 por ciento del total. Son las tiendas de abarrotes, los locales de tacos, las estéticas, los talleres. Las imágenes más extendidas de la economía. Aunque están en todas muchas veces pasan desapercibidas por su escala, son responsables de más de la mitad del empleo registrado en la entidad y de más de un tercio del valor económico generado. Eso último es importante, porque dan trabajo y producen riqueza.

Sin embargo, su crecimiento no es parejo y tiene tropiezos. Entre 2018 y 2023, hubo un incremento neto de casi ocho mil unidades económicas, con una tasa de crecimiento anual del 2.6 por ciento. Es menor a la de periodos anteriores, pero suficiente para mostrar que, pese a crisis, la mayor epidemia de esta generación y cierres, en Nayarit sigue sobreviviendo el emprendimiento. Las actividades que más crecieron no son las que podrían esperarse: hubo un boom en tiendas de segunda mano, servicios de belleza y pequeños restaurantes. También en la pesca artesanal y la venta de regalos. Pequeños giros, gran dinamismo.

Por otro lado, el censo revela que las empresas medianas y grandes, que apenas representan el 4 por ciento del total, concentran una proporción mucho mayor del valor agregado. Las pymes, por ejemplo, generan el 42 por ciento del valor económico del estado, y las grandes empresas, aunque son casi invisibles en número, alcanzan el 21 por ciento de ese mismo indicador. Las grandes ligas están en pocos sectores, pero pesan. Entre ellos, la fabricación de equipo electrónico para vehículos, los hoteles con servicios integrados, la construcción comercial, el comercio de combustibles y el de cerveza al mayoreo.

Uno de los cambios más visibles es el dominio del comercio como principal motor económico. En 2023, aportó el 44 por ciento del valor agregado censal bruto, casi el doble que en 2008. Lo superó todo: manufactura, servicios, incluso la suma de actividades tradicionales como pesca, minería o transporte. Ahora es el centro de gravedad. Y esa transformación tiene implicaciones directas en el tipo de empleo que se genera, en la informalidad que crece y en las dinámicas urbanas de ciudades como Tepic y Bahía de Banderas, que concentran la mayor parte del movimiento económico.

Porque sí, la informalidad también creció. A contracorriente de las políticas públicas y los discursos sobre la formalización, el porcentaje de negocios informales pasó del 50.9 al 54 por ciento. Y aunque emplean a poco menos de una cuarta parte del personal, siguen siendo el refugio de quienes no pueden o no quieren integrarse al esquema regulado. Es un fenómeno estructural. Pero tampoco significa improductividad. Aun en su condición informal, muchas de estas unidades generan ingresos, aunque lo hagan con menos derechos, protección y escaso acceso al financiamiento.

Otro dato que sorprende es la mejora en la composición del personal ocupado. Por primera vez en quince años, el porcentaje de personas contratadas por terceros, un fenómeno que solía asociarse con outsourcing y condiciones inestables, se desplomó. En 2018, representaban el 13 por ciento del total. En 2023, bajaron a medio punto porcentual. Lo que hay detrás de este cambio es complejo, pero apunta a una regularización progresiva de las relaciones laborales en varios sectores. En paralelo, crece también el número de negocios que emplean personas con discapacidad, aunque la cifra sigue siendo baja: poco más de mil unidades en todo el estado.

La incorporación de mujeres a la economía sigue avanzando, pero con claroscuros. En total, representan el 47 por ciento del personal ocupado. Son mayoría en sectores como educación, salud, finanzas y hospedaje. En cambio, siguen siendo minoría en transporte, construcción y pesca. El censo muestra que hay barreras que impiden una integración más equitativa, y no están ni cerca de resolverse.

En el terreno tecnológico, la realidad también es desigual. De las más de 85 mil unidades censadas, solo 20 mil usan internet en sus operaciones. Y apenas 18 mil emplean herramientas digitales de algún tipo. La mayoría usa buscadores o repositorios, pero muy pocos se han aventurado en el uso de inteligencia artificial o análisis de datos masivos. La transformación digital, en la práctica, apenas empieza. Hay que aceptar que sin tecnología, la competitividad del estado se ve comprometida.

Los datos también permiten ver quién aporta más. En términos territoriales, Tepic y Bahía de Banderas concentran más del 70 por ciento del valor económico del estado. Compostela, Acaponeta y Santiago Ixcuintla les siguen de lejos. Esta concentración territorial tiene implicaciones para la planeación urbana, el transporte y el acceso a servicios. La actividad no se distribuye de forma equitativa, y eso, tarde o temprano, se convierte en presión social y política.

Pero quizá el dato más importante es este: detrás de cada una de las 64,937 unidades económicas censadas en el sector privado y paraestatal hay personas que decidieron emprender, sostener o transformar un negocio. Son personas que abren su cortina cada mañana, con o sin crédito, con o sin permiso municipal, con o sin certeza de que ese día alcanzará. En su conjunto, generan empleo, producen riqueza, arriesgan lo suyo y sostienen una parte fundamental de la vida social. Los censos no están hechos para contar historias personales, pero ofrecen una fotografía numérica de nuestra realidad. Se ve a detalle a través de casi 86 mil establecimientos y más de 369 mil personas ocupadas

Más artículos