La semana pasada, Osmar Olvera se convirtió de golpe y porrazo en uno de los grandes deportistas en la historia de México, tras ganar la medalla de oro en la prueba de trampolín de 3 metros en el Mundial de Singapur. Logró derribar la muralla china de manera sensacional.
En declaraciones para Meridiano, Fernando Platas, presidente de la Federación Mexicana de Clavados, destacó lo sucedido en el certamen:
“Osmar tuvo una increíble actuación, y a mí en lo personal me da mucho gusto por él, por su entrenadora y su familia. Es un gran atleta que tiene grandes deseos de escribir su nombre en la historia del deporte mexicano.
“En este equipo tienen todos mucha personalidad, los que ganaron medalla y también quien llegó a finales. Hay mucho que trabajar. Ni el equipo chino, ni el australiano, ni el británico, dejarán de trabajar para lograr la medalla de oro. Veremos. Aún falta camino, y el próximo Mundial, buscando los pases olímpicos, será un gran indicador.
“Hoy, como nueva Federación de Clavados y Clavados de Altura, tenemos la responsabilidad técnica de los procesos selectivos de la selección o selecciones, y ha sido un gusto poder trabajar de la mano con nuestros grandes entrenadores”.
Mientras tanto, una noticia enlutó el ambiente taurino ayer domingo.
Murió Marcos Ortega, el primer torero que vi en mi vida, justo al cumplir 50 años de la alternativa que recibió en Barcelona de manos de Ángel Teruel el 3 de agosto de 1975 con el toro “Calamar” de Juan Mari Pérez Tabernero. Apenas el 2 de marzo pasado, se acercó amablemente a saludar al burladero de transmisiones de la Plaza México, minutos antes del inicio del festejo de ese día.
Nació en Morelia el 19 de mayo de 1955. Como era el más antiguo del cartel, salió por delante en la novillada del 16 de julio de 1972 en La México. Alternó con Luis Niño de Rivera y Enrique Fraga, en la lidia de novillos de Santoyo. Vestía de azul rey com bordados en oro. Mi padre me llevó a los toros. Yo tenía 6 años de edad. Nada menos que nueve tardes sumó Marcos en esa temporada.
En 1980 indultó al toro “Boca Seca” de Garfias en el coso metropolitano. Delgado y dientón, con el pelo negro y crespo, fue brillante rehiletero y recio muletero.
El michoacano llevó adelante una muy respetable trayectoria en ruedos de España y Francia.
