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lunes, agosto 4, 2025
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Recurren microempresas a cajas, familiares y amigos

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El tamaño define el acceso al dinero y las oportunidades

En Nayarit, donde abundan los pequeños negocios, las diferencias entre una microempresa y una gigante  están en el tamaño, la nómina y el acceso al dinero. ¿Quién te presta cuando quieres crecer? ¿A qué puerta tocas si necesitas equiparte o sobrevivir a una mala racha? La respuesta varía, mucho, dependiendo del tipo. Los Censos Económicos 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el organismo encargado de medir la realidad económica y social del país, lo detallan.

Las microempresas, definidas como aquellas que tienen entre cero y 10 personas ocupadas, muestran un panorama distinto: tienen un acceso bancario mucho más restringido y se ven obligadas a diversificar su financiamiento en esquemas informales. Solo 34.1 por ciento  accede a bancos, mientras que el resto se reparte entre cajas de ahorro popular (28.4 por ciento) y préstamos de familiares o amistades (18.4 por ciento). Incluso proveedores, que suelen ofrecer créditos comerciales en otras escalas, apenas representan el 9.7 por ciento. Esto refleja una economía de subsistencia donde los negocios más pequeños operan sin respaldo financiero estable. Crecen despacio, dependen de redes personales y tienen menos margen para adaptarse a imprevistos. Esta dependencia limita su potencial de expansión y su capacidad para sostenerse a largo plazo.

Las pequeñas y medianas empresas, que agrupan entre 11 y 250 personas ocupadas, ya tienen un pie firme en el sistema bancario. Siete de cada 10 de las que reciben financiamiento lo obtienen en bancos, seguidas por 26.3 por ciento que recurren a proveedores. Además, el 18.7 por ciento lo obtiene de socios o propietarios, mientras que 9.3 por ciento continúa usando cajas de ahorro popular. Ya no dependen tanto del compadre o la comadre, sino de instituciones que, aunque más estrictas, ofrecen condiciones formales, tasas competitivas y acceso a productos financieros más amplios. Pero incluso en ese nivel, el acceso no es universal ni garantizado. Muchas dependen de su historial crediticio o de la voluntad de terceros para obtener lo que necesitan.

Las grandes empresas, con más de 250 personas ocupadas y que representan una proporción muy pequeña del total estatal, muestran un patrón aún más diversificado. Se fondean con bancos en 6 de cada 10  casos, pero también recurren a proveedores (33.3 por ciento), al gobierno (20 por ciento) y a sociedades financieras especializadas (13.3 por ciento). No es casualidad. Sus estados financieros auditados, sus garantías y su escala operativa las hacen atractivas para cualquier prestamista. A diferencia de las pequeñas, pueden negociar tasas preferenciales, acceder a programas de fomento productivo y tomar decisiones de largo plazo sin depender del siguiente pago.

En conjunto, los datos definen el tamaño de la empresa importa, mucho, cuando se trata de conseguir dinero. Mientras una grande puede sentarse a negociar con tres bancos a la vez, una micro debe recurrir al esfuerzo propio, al ahorro informal o al respaldo familiar. Esta desigualdad genera un ciclo complejo: quien tiene acceso puede innovar, invertir y crecer. Quien no, sobrevive. Es una brecha que, si no se atiende, profundiza la concentración del valor agregado y limita la movilidad económica. Nayarit, como muchas otras regiones, está sostenido por miles de microempresas que trabajan todos los días, pero que operan con la llave del crédito cerrado.

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