La llegada de José Juan Macías a los Pumas del Universidad se presenta como una apuesta arriesgada del entrenador Efraín Juárez.
Macías ha pasado la mayor parte de su carrera lesionado. Dos veces ha sufrido la rotura de ligamentos de una rodilla. Entre lastimaduras, recaídas e inestabilidad, Macías no ha alcanzado en ningún momento la regularidad, a pesar de sus buenas condiciones como centro delantero.
Recientemente se probó en la Segunda Divosión del Valladolid de España y no alcanzó un lugar. Es lamentable decirlo, pero el delantero tiene pinta de cartucho quemado.
Aún así, no hay que descartar una posible sorpresa de su parte. Olfato goleador no le falta al joven futbolista que representa un caso poco común en el futbol nuestro por provenir de una familia con marcada holgura económica.
Seguramente la idea de Juárez es colocarlo como el tercer eje del ataque del equipo, detrás de Guillermo Martínez y Aaron Ramsey, que sigue sin debutar después de cinco jornadas.
El rendimiento del llamado Memote ha venido a menos y ha cedido su lugar como tercer centro delantero del Tri al siempre rentable Ángel Sepúlveda “El Hombre de las Respuestas”.
El paso de Efraín por los Pumas no ha sido del todo bueno hasta el momento. Tiene un plantel limitado, ha realizado declaraciones repletas de palabras altisonantes, promovió la contratación de Ramsey a sabiendas de que venía lesionado, se equivocó al elegir al portero de las primeras dos jornadas y ahora incluye a un jugador que está demasiado lejos de su mejor versión.
El único acierto ha sido contratar al que Efraín califica bien como el mejor portero en la historia del continente americano.
En medio de esta situación, Pumas tiene un rumbo incierto en el actual torneo de liga del balompié mexicano.
