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Comentarios de la Bahía | Crisis en la FEUAN: urge democracia y fin de un modelo caduco

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El agotamiento de una federación secuestrada. Conflictos que van más allá de lo estudiantil

El modelo corporativo de control de la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit, es un fósil político de los años 70 y 80. Ni en los mejores tiempos de José Luis Rábago, Tomás Pérez Ruiz, Julio Mondragón o incluso Humberto Lomelí, se vieron prácticas tan burdas como las que hoy reproduce Valeria de León, mal aconsejada y repitiendo las mañas de sus antecesores, Ángel Aldrete y Aarón Verduzco. Antes se lograba consenso entre los grupos, acuerdos y hasta candidaturas de unidad con la histórica Unidad Liberal Benito Juárez, una oposición de peso frente a la FEUAN.

El famoso “Curso de Capacitación Política”, creado en tiempos de Julio Mondragón para evitar golpizas entre estudiantes por las elecciones, (que en aquel tiempo aún persistían) y fomentar identidad universitaria, jamás fue pensado como un candado para excluir voces disidentes. Hoy, en cambio, las convocatorias relámpago, los absurdos candados antidemocráticos y las trampas disfrazadas de reglamentos son prueba de una maquinaria diseñada no para construir democracia estudiantil, sino para perpetuar un control caducado y autoritario que ya hizo crisis.

Lo que ocurre hoy en la UAN no es un pleito entre estudiantes. Es un ajedrez político en el que los peones son jóvenes universitarios y los reyes se mueven fuera del campus. Ahí aparecen nombres y padrinos, Wilber Cervantes Fernández, quien siempre es “el diablillo” en estos menesteres, convertido en operador de los intereses de Manuel Alberto Mendoza Esparza y Ángel Aldrete Lamas. Ambos, desde sus trincheras en el Instituto Nayarita de la Juventud y en el Partido Movimiento Ciudadano, vieron en la universidad una mina de oro, los reflectores gratis, juventudes manipulables y una cantera de cuadros políticos para el futuro, además de la oportunidad de construir estructuras paralelas al margen del gobernador Navarro Quintero, a quien ya dejaron de apostar.

El plan, sin embargo, se fracturó por donde siempre duele, el ego. Morgan González, ex vicepresidente de la Federación, quiso impulsar su propio juego impulsado y protegido por su tío, Jorge “El Negrito” González, actual dirigente del SPAUAN, quien desde su oficina sindical, sostiene a su sobrino Morgan como moneda de cambio, ya que siempre, cuando Morgan incendia el terreno, se refugia en el amparo político de su tío, quien lo cuida como se cuidan los alfiles en el ajedrez. Wilber y Morgan, que ya no son estudiantes, hasta rebasan los 30 años de edad, se despedazan frente a todos, copando entre la espada y la pared a la Presidenta de la FEUAN Valeria de León, pero detrás de ellos los padrinos mueven piezas. El conflicto dejó de ser estudiantil, para convertirse en político, económico e institucional.

En este escenario, la incompetencia de funcionarias y funcionarios universitarios, son un factor que no puede dejarse de lado. Con una “Dirección de Desarrollo Político” que jamás supo operar ni tender puentes, ya que están más interesadas, (porque son mujeres) en sus sueños de ser rectoras que en resolver conflictos, han sido incapaces de establecer diálogo con docentes, administrativos y estudiantes. Su soberbia terminó siendo un estorbo para la rectora Norma Liliana Galván, que depositó en ellas la confianza política.

Las crisis con los sindicatos, las torpezas en procesos electorales internos y hasta los reiterados choques de comunicación con el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero son parte de un rosario de errores que ya les explotaron en las manos. Lo que en los sindicatos se resolvió con ecuanimidad y tolerancia estableciendo treguas, en el estudiantado estalló con legitimidad, el reclamo de democracia.  Simple y llanamente, “se le hizo bolas el engrudo”.

La universidad, que debería ser un espacio de libertad, pensamiento y formación crítica, hoy es un campo de batalla político. Lo más grave no es que se peleen entre ellos, es que los estudiantes siguen siendo usados como escudo, como carne de cañón en guerras que no son suyas. La FEUAN ya no representa a la juventud universitaria. Representa padrinazgos, ambiciones y traiciones. Y mientras no se rompa este ciclo de manipulación y control, la UAN seguirá siendo un botín en disputa.

Ya es tiempo que el Consejo General Universitario asuma su responsabilidad y establezca reglas claras para definir qué es “la organización mayoritaria” que la Ley Orgánica mandata reconocer como representación estudiantil. Y también urge poner candados, reducir el periodo de la dirigencia de la FEUAN que hoy dura seis años, cuando una carrera profesional dura apenas cuatro. Ni en la poderosa FEU de la Universidad de Guadalajara se atrevieron a tanto, ahí el periodo es de dos años. En los inicios de la FEUAN, hasta con Julio Mondragón, fue de tres. Ya llegó el  momento de corregir, para que el comité de la organización estudiantil mayoritria, sea elegido en elecciones directas por la totalidad de los 30 mil estudiantes. Solo así habrá verdadera representación.

Finalmente, la propia rectora Norma Liliana Galván Meza, en un mensaje a la sociedad respecto al conflicto estudiantil, hizo un categórico llamado a la FEUAN a transparentar sus procesos y abrirse a la democracia. Invitó a actores internos y externos a sacar las manos del proceso electoral, y fue clara al precisar que como autoridad no le compete intervenir en los conflictos de la Federación: “La FEUAN no es la Universidad”, subrayó. Además, pidió terminar con los bloqueos y la toma de Rectoría, pues estas acciones no abonan a la democracia ni a la vida institucional. Va.

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