Hablar de Paola Bueno Calvillo es hablar de esfuerzo, disciplina y sueños cumplidos. Su trayectoria en este 2025 ha sido un ejemplo no solo para el deporte nayarita, sino para todo México. No es casualidad que hoy se le reconozca como una de las grandes figuras emergentes del atletismo nacional; detrás de cada marca, de cada medalla y de cada podio hay años de preparación, sacrificios personales y una voluntad inquebrantable.
Su decisión de trasladarse a Estados Unidos para estudiar y competir en el exigente circuito NCAA no fue sencilla. Significó dejar atrás comodidades, familia y amigos para enfrentar una realidad distinta. Sin embargo, lejos de intimidarse, Paola asumió el reto y comenzó a destacar en una de las ligas universitarias más competitivas del mundo. Estar entre las mejores atletas de ese país es ya un logro que muy pocas mexicanas pueden presumir.
A lo largo del año, sus actuaciones dejaron huella. En la Olimpiada Nacional no solo cumplió con la expectativa de participar, sino que rompió paradigmas al imponer un nuevo récord Sub23. Más tarde, en el Campeonato Nacional de Primera Fuerza, confirmó su nivel al subir al podio y obtener la medalla de plata. Cada competencia fue un paso firme hacia un cierre de temporada que quedará marcado en la memoria colectiva.
Ese cierre llegó en los Juegos Panamericanos Junior de Asunción, Paraguay, donde Paola conquistó la medalla de bronce en lanzamiento de martillo. Este resultado no solo representa un triunfo personal, sino también un hito histórico: por segunda ocasión ha llevado a México al podio internacional en su disciplina, un logro inédito en la historia del atletismo nayarita.
Lo más admirable de Paola es que sus logros no se limitan a las marcas o a las preseas. Sus triunfos arrastran consigo un mensaje poderoso: la constancia vence a la dificultad. Ella nos recuerda que el éxito no llega por azar, sino por la perseverancia en los entrenamientos, la capacidad de sobreponerse a los obstáculos y la valentía de soñar en grande.
Trabajando todos los días por momentos a distancia con el entrenador Arturo Hermosillo y con sus entrenadores de los Flames de la Universidad de Virginia.
Verla crecer, desde aquellos primeros intentos por lanzar un martillo hasta alcanzar un reconocimiento internacional, es motivo de orgullo. No solo para quienes la conocen de cerca, sino para toda una comunidad que ve en ella un referente. Paola Bueno ya forma parte de la historia del deporte de Nayarit, y su nombre quedará grabado como ejemplo de lo que se logra cuando la pasión y el sacrificio se convierten en estilo de vida.
En un mundo que suele acostumbrarse rápidamente a las hazañas, conviene detenerse y valorar lo extraordinario. Porque lo que ha conseguido Paola en tan poco tiempo no es común. Es historia viva, es orgullo nayarita y es inspiración para las generaciones que sueñan con llegar más lejos.



