El pasado 27 de agosto del presente año, hace apenas 15 días, el gobernador de Nayarit, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO QUINTERO, comentaba sobre un problema que ha sido parte de cuando menos los últimos 5 o, 6 sexenios gubernamentales, y debe reconocerse que las administraciones gubernamentales en turno, sólo arrastran el problema que seguramente quisieran resolver, pero que, por muchos factores, especialmente el económico, no puede encontrar solución.
Me refiero al Centro de Readaptación Social, mejor conocido como el CERESO de Tepic, el penal de Tepic, lugar al que incluso un candidato a gobernador en su momento, utilizó como parte de su campaña, anunciando que “el penal de Tepic se va”, promesa que nunca se pudo cumplir porque hacer un penal, no es como hacer una escuela, o una banqueta, sus especificaciones van en primer lugar, desde obligadas medidas de seguridad, hasta salidas y entradas emergentes, en pocas palabras, el dinero es sólo parte del problema de hacer penales, también tienen qué ver las autorizaciones en materia de construcción, para una obra de esta naturaleza.
Así que ante la falta de espacio físico en el reclusorio estatal Venustiano Carranza de Tepic, el gobernador del estado, Miguel Ángel Navarro Quintero, propuso ante el gobierno federal, la reubicación del Centro penitenciario donde se pueda cumplir a cabalidad con los esquemas de una reinserción positiva en la sociedad a quienes hoy están privados de la libertad.
El doctor Navarro Quintero, recordó que el actual CERESO de Tepic, fue construido para 700 reos y hoy tiene una población de 2,500, es decir más de dos veces su capacidad, de lo que usted y yo podemos deducir que el hacinamiento ahí es bárbaro y con suma facilidad se encienden los ánimos de violencia, tal y como ocurrió el día de ayer, en donde se registró a muy temprana hora, una gresca al interior del CERESO, con el resultado de tres personas fallecidas y varios heridos, cuyo número no ha sido dado a conocer en forma oficial.
De los fallecidos como consecuencia de la riña de ayer, se especulan algunas situaciones, como el hecho de que dos de los tres muertos, fueron policías, que la saña con la que fueron asesinados fue inaudita, y que el orden había sido controlado por fuerzas federales y estatales, las que resguardaban el control del CERESO, desde ese momento.
Este hecho seguramente no será el último, lo deduzco por simple sentido común, imagínese usted una cabina de carro, un baño, un espacio de un asiento en un estadio, iglesia, camión, en donde quieren sentar a cuatro personas, probablemente una situación así, se toleraría por un momento, una hora, un día a lo mejor, pero por años, sería imposible no irritarse, y ese es precisamente el problema de los internos del CERESO de Tepic, fue planeado en el año de 1959 para 500 personas, con modificaciones que le harían recibir hasta 700 o máximo 750 internos, eso fue ya en 1964 cuando inició su funcionamiento. Pero ya vamos en más de 2500 presos, y eso es lo que se llama hacinamiento, y el hacinamiento en cualquier sitio, genera coraje, molestias, inconformidades, y finalmente se desahoga en violencia.
Como les digo, hace apenas 15 días, el jefe del poder ejecutivo decía textualmente: “Yo creo que el penal debe de reubicarse porque ya queda en una zona céntrica y de mucho riesgo por diferentes motivos que no quisiera faltarle el respeto a nadie, que están ahí privados de la libertad, pero es necesario reubicarlo y darle las dimensiones convenientes para lo mismo, y cumplir los propósitos de educación, de rehabilitación que estamos llevando ahorita en el penal actual; sin embargo yo pienso que debe dignificarse mucho más”, puntualizó el mandatario estatal.
Y pues este razonamiento es lo más acertado y consciente, en primer lugar el penal de Tepic, está literalmente frente a la máxima casa de estudios, es decir, frente a la Universidad Autónoma de Nayarit, y quedó rodeado de colonias que obvio, en 1959, cuando se planeó su construcción, no existían, y en 1964 cuando inicio su funcionamiento, tampoco había asentamientos humanos, pero recuerden que estamos hablando de hace 61 años, y si ustedes le quitan más de medio siglo de población a Tepic, concluirán que en su momento, era el lugar idóneo para la ubicación que eligieron, pero de eso hace 61 años, y hoy ni es idóneo ni tampoco tiene las garantías para mantener en calma a más de 2500 presos, en un área construida para 700 personas.
Así que bien podríamos decir que mantener el CERESO de Tepic, bajo control, ya es una hazaña, y que lo único que podemos hacer en estos momentos, es pedirle a Dios que baje el enojo de los internos que explotan en manifestaciones de violencia, debido al amontonamiento de reclusos que, dicho sea de paso, y como bien lo consideró el gobernador, también merecen dignificar su espacio…hasta mañana