Este fin de semana, por primera vez en mucho tiempo, el centro de mi interés deportivo se enfocó en dos eventos que se pueden considerar mexicanos en cuanto que en ellos participaron “el mexicanísimo” y “un púgil mexicano”… [¿Será que el “espíritu” de las fiestas patrias me afecto?]
Muy probablemente, quienes lean estas “palabras” y tengan al menos un poco de interés en el deporte, habrán intuido de qué eventos se trata: el denominado “clásico de clásicos” o “clásico nacional” América vs Guadalajara y la pelea Saúl “Canelo” Álvarez vs Terence Crawford; dos eventos que, además, coincidieron en el tiempo durante algunos minutos dificultando ―no imposibilitando― la posibilidad de verlos simultáneamente…
Como suele hacerse en relación con el enfrentamiento Águilas vs Chivas, a lo largo de la semana se estuvo “calentando” el ambiente para el partido que se disputaría en el ahora denominado “Estadio Azulcrema” [antes conocido como Estadio de la Ciudad de los Deportes, Estadio Azulgrana y Estadio Azul] a las 9:15 de la noche [misma hora en que, probablemente, subirían al ring “El Canelo” y Crawford].
Dada la amplia diferencia en cuanto a los planteles de ambos equipos y a la enorme distancia que les separaba en la tabla de posiciones, los y las gurús del deporte de la patada se decantaban, en su gran mayoría, por un triunfo ―para algunos por goleada― de la oncena de Coapa. Obviamente, este favoritismo se vio reflejado en las cada vez más numerosas casas de apuestas deportivas. [A manera de ejemplo, en Caliente, el momio marcaba -157 al cuadro local como vencedor; +300 al empate y +450 para la oncena tapatía]
Tal era la tendencia a favor de la oncena capitalina que se calificó como expresiones sin sentido [“unsinn” dirían los filósofos del lenguaje]: “los clásicos son los clásicos”, “en un clásico cualquiera puede ganar” y otras semejantes…
Sin embargo, a pesar de que el América tuvo un inicio que parecía confirmar las predicciones de la semana atacando a un conjunto tapatío que se plantó en el terreno de juego en postura de contención, a medida que el partido avanzó, “el rebaño sagrado” fue desactivando las acciones azulcremas, sin mostrar algo en cuanto al ataque se refiere. Pero esto cambió aún más tras la salida de Fidalgo…
Y ¡oh sorpresa! En el minuto 63, Roberto Alvarado remata un centro venido de la izquierda que atravesó el área chica y anotó el primer gol del partido…
Como era de esperarse, André Jardine hizo dos cambios ―Jonathan Dos Santos por Sebastián Cáceres y Henri Martin por Rodrigo Aguirre― esperando poder revertir el marcador adverso. Gabriel Milito, el directo técnico del chiverío, por su parte hizo lo propio haciendo ingresar a Armando González, quien, en el minuto 88 aumentaría la ventaja del Guadalajara…
El América reaccionaría demasiado tarde, anotando un gol de tiro libre al minuto 90+8. Y, al minuto 90+19 [¡!] con el silbatazo final, se confirmaría el inesperado triunfo del GUADALAJARA [De ahí las mayúsculas en el título de estas “palabras”].
De manera semejante, la pelea “Canelo” vs Crawford se fue calentando a lo largo de la semana y los expertos [y los apostadores] se inclinaban por un triunfo del púgil tapatío, apoyados, sobre todo, en lo poco probable que es el triunfo de un buen boxeador de una categoría inferior [Crawford era de dos categorías inferiores] cuando enfrenta a un buen boxeador de una categoría superior. En el ámbito de las apuestas, los momios estaban inclinados al triunfo del mexicano, pagando en torno a -139 a la victoria del “Canelo” y +145 para el triunfo de Crawford.
El entorno de esta pelea, dicho sea de paso, tuvo sus rasgos singulares e inéditos: una pelea organizada por un jeque árabe convertido en promotor boxístico; una pelea que se realiza en el Allegiant Stadium de Las Vegas y, una pelea transmitida de manera exclusiva ―excluyendo, a nivel mundial la modalidad del Pago por evento y, a nivel nacional, las transmisiones por televisión abierta― por Netflix [empresa que había tenido problemas en su primer intento de incursionar en la transmisión de eventos deportivos con la pelea entre Mike Tyson y Jake Paul el 15 de noviembre de 2024.
La pelea que inició con otra novedad ―la no entonación de los himnos nacionales― fue mostrando round tras round que, lo poco probable [la victoria de un buen boxeador de una categoría inferior sobre un buen boxeador de una categoría superior], se iba mostrando como probable, muy probable y ¡realizado!
¿Qué fue lo que pasó?
Que Crawford resulto no ser un buen boxeador de dos categorías inferiores, sino un excelente boxeador dos categorías por encima de aquella de la que era campeón indiscutido [algo tan difícil de conseguir ante la proliferación de asociaciones de boxeo] y que, Saúl Álvarez, no pasa de ser un muy buen boxeador, pero que tiene limitaciones innegables, tanto a nivel defensivo como a nivel ofensivo…
Todavía al final, antes del anuncio del resultado de la pelea, las dudas, no provenientes de quién había ganado la pelea [era clara la superioridad del norteamericano], sino de todo lo que significaba el reconocer oficialmente la tercera derrota del “Canelo” en su carrera, con la consiguiente pérdida de los títulos de campeón mundial supermediano del Consejo Mundial de Boxeo [CMB], la Asociación Mundial de Boxeo [AMB], la Federación Internacional de Boxeo [FIB] y la Organización Mundial de Boxeo [OMB].
A partir de la noche del sábado 13 [¿viernes 13 para el tapatío?] es campeón indiscutido supermediano y se convirtió en el primer boxeador en ser campeón indiscutido en tres categorías diferentes: welter junior, welter y supermediano.
Carlos Irusta en la página electrónica de ESPN resumió en una pocas palabras lo sucedido en el ring:
“Lo que queda es lo visto en el ring. ’Bud’ impuso su movilidad, marcó la pelea en la larga distancia, dejó fuera de rango a Canelo y, a la hora de lanzar golpes, lo hizo con una gran precisión.”
Todo lo demás: la reedición del Súper Tazón ―Eagles vs Chiefs―, la final del WTA 500 de Guadalajara [en un entorno con poco público], la lucha por los puestos a las fases finales en la MLB y el campeonato obtenido por los Diablos Rojos del México en la MLB; la marcha perfecta del Real Madrid en España, del Liverpool en Inglaterra y del Bayern Múnich en Alemania…
Se quedaron fuera del foco de atención…
Y “guadalajara”, así, con minúsculas, por la derrota del “Canelo”, ante la imposibilidad de utilizar los “emojis” que en estos casos “dicen” más que las “palabras”…