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miércoles, septiembre 24, 2025
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Maestra heroína en Echojoa, Sonora, originaria de Acaponeta

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La historia real de Rafaela Rodríguez Sanders, la maestra de Acaponeta que se lanzó al Río Mayo para salvar a cinco niñas

Cinco niñas, un río, y una maestra acaponetense que tenía más valentía que muchas historias juntas y que enseñó a soñar en voz alta. Y sí: esto que les voy a contar pasó en la vida real. Agárrense.

Rafaela Rodríguez Sanders, de Acaponeta, Nayarit, llegó en 1952 a Echojoa, municipio de Sonora, para dar clases en la Escuela Primaria General Ignacio Zaragoza.

Era una maestra cariñosa y paciente… con ese “sí” pausado que decimos para que los niños dejen de llorar.

El domingo 14 de marzo de 1954, en Echojoa hizo un calor del que derrite hasta la paciencia. La maestra Rafaela invitó a cinco niñas al Río Mayo. La idea era sólo refrescarse en la orilla, sin meterse al agua. Plan inocente: sol, risas… hasta que la arena de la orilla comenzó a tragarlas.

La acaponetense no lo dudó: se lanzó al río. Dos niñas fueron rescatadas por ella; una logró salir por sí sola, vomitando agua; otra todavía no se había metido al río. La maestra, en cambio, se ahogó mientras intentaba salvar a la quinta niña y no pudo lograrlo.

No es poesía, es acción pura.

El relato lo hace la testigo Julieta Ramírez (hoy señora de Urrea), entonces una niña de seis años que logró ser salvada por la maestra.

La noticia cruzó el país; en Sonora, hoy existen escuelas y calles que llevan su nombre. Su tumba descansa en Echojoa, Sonora, al margen del Río Mayo.

La profesora Rafaela Rodríguez Sanders, de Acaponeta, Nayarit, era madre soltera de un niño al que había dejado al cuidado de su madre para poder trabajar en Sonora.

Hoy, cuando discutimos salarios, ausencias y el valor de la escuela, conviene recordar a quien enseñó que ser docente también es una forma de heroicidad cotidiana. Rafaela no buscó fama; buscó proteger a quienes le confiaron su mañana.

Si algo nos deja su historia, además del orgullo, es una verdad simple y tajante: hay quienes arriesgan todo por otros y nos recuerdan que la heroicidad puede ser silenciosa.

Fuente: Luis Alfredo Robles / Héctor Rodríguez Espinoza Puente Proyecto

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