La Fundación Álica se convirtió en un foro de reflexión sobre la vejez con la presentación de la novela Lecciones de Otoño, del escritor Iván Eduardo Lópezcampos. La obra, descrita como una profunda crítica social, aborda con sensibilidad y contundencia la marginación, la soledad y la búsqueda de un propósito que enfrentan muchas personas mayores en la última etapa de sus vidas, al tiempo que llama a la acción para reintegrarlos a una vida productiva.
El motor detrás de la novela es una historia profundamente personal y conmovedora. El autor compartió con la audiencia que el libro nació como un regalo para su padre, a quien le habían diagnosticado cáncer y un pronóstico de vida de sólo tres meses. En un acto de amor y en una carrera contra el tiempo, Lópezcampos decidió regalarle a su padre, un ávido lector, lo que más amaba: una historia escrita para él. “Llegué en la noche y tengo una epifanía y sé que lo que tengo que hacer es regalarle lo que el más amaba que era leer y entonces le hago esta historia”, relató. Su padre desafió el pronóstico médico, vivió tres años más y pudo leer la novela que su hijo le había dedicado.
Durante la presentación, el promotor cultural Sergio Sartiaguín Montes calificó la obra como una “lectura obligada” y un “decálogo de todo lo que hemos hecho mal en el trato de los ancianos”, destacando su valor como espejo de las fallas de la sociedad. En la misma línea, Vladimir Valenzuela Barrutia, presidente de NAVIFU, resaltó que la novela subraya la doble responsabilidad: la de la sociedad de integrar a sus mayores y la de los hijos y amigos de no abandonarlos, para así fortalecer la unión familiar.
Por su parte, la directora de Fundación Álica, Martha Elena Echevarría García, añadió un matiz importante al debate, señalando que la obra invita a una reflexión bidireccional. No sólo se trata de “voltear a ver a nuestros adultos”, sino también de que las personas mayores pongan “su granito de arena” para conectar con las generaciones más jóvenes. Así, Lecciones de Otoño se consolida como una novela y una invitación a un diálogo necesario sobre la dignidad, el respeto intergeneracional y el tipo de sociedad que aspiramos a ser. La directora concluyó reafirmando que la Fundación Álica seguirá con sus puertas abiertas para apoyar la cultura y las tradiciones.
