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lunes, octubre 27, 2025

Sabio

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Mi abuelo Antonio Murrieta Fernández trabajó como contador en Casa Lapuente, institución dedicada al comercio de tabaco en rama, ganado vacuno y exportación de vainilla, del 1 de julio de 1925 al 31 de diciembre de 1964, primero en Teziutlán y luego en la Ciudad de México.

Enormes fueron el cariño, el agradecimiento y la lealtad de mi probo abuelito hacia los Lapuente, entre ellos don Manuel Lapuente Domingo. Con esos entrañables antecedentes, podría decir que ya le tenía cariño a Manolo Lapuente desde antes de conocerlo.

Esa estimación “de origen” se acrecentó con el paso de los años al tratarlo y darme cuenta de que, debajo del notable entrenador, del sabio del futbol, del maestro de la táctica, del triunfador de mentalidad triunfadora, existía un ser humano excepcional, cálido, inteligente y de gran corazón. Hace poco tiempo me mandó un cuadro taurino muy original, realizado por su primo Diego. En las últimas entrevistas que le hice, noté con tristeza que a Manolo le costaba trabajo recordar algunos pasajes de su brillantísima carrera.

Manuel Lapuente Díaz murió el sábado a los 81 años dejando un legado fundamental. Fue jugador del Monterrey, Necaxa, Puebla y Atlas.

El discípulo de Ignacio Trelles guió a la Selección Mexicana, que hizo un excelente papel en el Mundial de Francia 98, y conquistó la Copa Confederaciones en el Estadio Azteca 1999 derrotando, ni más ni menos, que a la escuadra de Brasil. Bajo su mando, el Necaxa llenó una época gloriosa en los años noventa. 

En 1996, un periodista del Esto le preguntó:

¿Usted hubiera querido tener un entrenador con verdaderos conocimientos tácticos?

“Lo tuve, se llama Ignacio Trelles. Con él sí pude conversar mucho acerca de sistemas.

En Puebla viví dos años difíciles… hasta que llegó Ignacio Trelles. Resurgí como jugador. Él me puso como medio ofensivo. En ese entonces empezaba otro sistema: ya no se jugaba con dos centros delanteros, sino con uno al frente y otro atrasado, puesto, este último, que perfeccionó Pelé. Nacho me enseñó a pensar el futbol y a tener una comunicación básica con el jugador. Yo fui capitán de su equipo en el Puebla y aprendí de él muchos detalles finos. A veces esos pequeños detalles resuelven campeonatos. Siento que en el Puebla jugué mi mejor futbol, un futbol pensado, sumamente desarrollado a un nivel intelectual mayor dentro de la cancha, a contrarrestar a un enemigo y ganarle, a saber cómo jugar ciertos partidos”.

Continuador de Trelles, Lapuente fue a su vez el fundador de una escuela en la que han brillado destacados técnicos como Raúl Arias, Luis Fernando Tena, José Manuel de la Torre o Mario Carrillo. El futbol ha perdido a un personaje de enorme dimensión.

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