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miércoles, noviembre 5, 2025
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Retrocede indicador de confianza al consumidor en México

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La confianza de los consumidores en México disminuyó en octubre de 2025, según el reporte conjunto del INEGI y Banco de México

Octubre trajo consigo más dudas que certezas para los hogares mexicanos. De acuerdo con el más reciente reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Banco de México, la confianza de los consumidores volvió a tropezar: el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) descendió 0.3 puntos respecto a septiembre, situándose en 46.1 unidades.

No parece mucho, pero el retroceso suma al sentimiento de precaución que ha dominado las charlas en los mercados, los cafés y los hogares. Frente al mismo mes del año pasado, el ánimo económico de los mexicanos ha caído 3.2 puntos, un reflejo del desgaste que deja un año de precios fluctuantes, tasas altas y una economía que, aunque avanza, lo hace con paso contenido.

El ICC, esa especie de termómetro que mide si los mexicanos sienten el futuro económico con optimismo o con desconfianza, mostró que cuatro de sus cinco componentes bajaron. La gente ve con menos entusiasmo la situación futura del país y del propio hogar, y muestra menor disposición para comprar bienes duraderos, como ese refrigerador nuevo o la sala que se antoja cambiar antes de Navidad.

La única chispa de mejora provino de la percepción sobre la situación actual del hogar, que avanzó ligeramente. Tal vez un guiño de estabilidad tras meses de apretones presupuestales.

Los resultados complementarios del estudio pintan un mosaico más matizado. Si bien la posibilidad de adquirir productos básicos y planear compras grandes disminuyó, las ganas de ahorrar crecieron, algo que no deja de ser una señal de prudencia o de resignación frente a la incertidumbre.

Las expectativas sobre los precios y el empleo se mantuvieron estables, mientras que la idea de salir de vacaciones en los próximos meses ganó un poco de terreno. Un respiro anímico, pequeño pero significativo, que sugiere que el mexicano promedio no pierde del todo la esperanza de un descanso bien merecido.

La fotografía que ofrece el INEGI y el Banco de México es la de un país con consumidores más cautos que pesimistas. No hay desplome, pero sí un retraimiento discreto: la típica actitud del comprador que hojea, compara y suspira, antes de decidir si vale la pena gastar.

En tiempos en que cada peso se mide dos veces, la confianza del consumidor se convierte en algo más que un número: es el pulso emocional de los hogares. Y en octubre, ese pulso latió con cierta calma… pero sin euforia.

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