El auge de las compras en línea, impulsado particularmente por la importación masiva de productos provenientes de China, ha generado un escenario de competencia desigual que pone en riesgo la estabilidad del comercio establecido en Nayarit. Liliana Hernández Magallanes, presidenta de Coparmex en la entidad, señaló que si bien este fenómeno ofrece alternativas económicas atractivas para las familias, representa un freno para el dinamismo de las empresas formales que sí cumplen con todas sus obligaciones fiscales y laborales.
La líder empresarial reconoció que es difícil competir contra la conveniencia logística y los precios del mercado digital. Explicó que la mayoría de los usuarios acceden a estas plataformas por la facilidad en los tiempos de entrega y la agilidad en las garantías de devolución. Sin embargo, el punto crítico radica en el costo: “El usuario no está peleado con su bolsillo; si algo que puede comprar en 100 pesos [en un local], lo puede comprar en 60 pesos [en línea], pues cualquiera lo va a comprar en 60”, ilustró Hernández Magallanes.
Para Coparmex, la raíz del problema no es la tecnología, sino la falta de un “piso parejo”. Hernández enfatizó que los productos chinos, al no tener aranceles específicos que regulen su entrada bajo ciertas modalidades, generan una desventaja directa contra el producto mexicano y el comerciante local. En este sentido, sugirió que el análisis de las medidas arancelarias podría ser la vía necesaria para equilibrar el mercado, permitiendo que las empresas formales compitan en condiciones más justas sin negar el acceso de las familias a opciones accesibles.
Respecto a la temporada decembrina, la presidenta de Coparmex señaló que, aunque estas semanas suelen traer un repunte natural, las ventas han sido menores a las esperadas si se comparan con las cifras de hace un par de años. “Veo afortunadamente en el centro muchos comercios con mucha actividad, pero también es cierto que a veces son derramas momentáneas, son compras de pánico”, analizó.
Finalmente, destacó que para el sector empresarial, estas últimas semanas del año no sólo son de ventas, sino de una intensa carga administrativa que implica cierres contables, ajustes de inventarios y la planeación y proyección estratégica para sobrevivir y crecer en el próximo ciclo económico.
